Infraestructura y tipo de cambio: ¿dos caminos para mejorar la competitividad?

Finalizó la cumbre de ministros de finanzas y presidentes de bancos centrales del Grupo de los 20 (G20), el principal foro internacional para la cooperación económica, financiera y política que reúne a la Unión Europea y 19 países, entre los cuales se encuentra Argentina quien este año asumió su presidencia.

Una de las prioridades en las que se enfocará la presidencia argentina del G20 -cuyos miembros representan el 85% del producto bruto global, 66% de la población mundial, 75% del comercio internacional, y 80% de las inversiones globales- es en la infraestructura para el desarrollo. En esta línea, Argentina busca movilizar recursos buscando una mayor participación del sector privado para que junto con el sector público potencien la inversión en infraestructura: caminos, ferrocarriles, transporte público, y energía, entre otras.

Nuestro país ha venido mejorando la calidad de su infraestructura en los últimos años. Según el World Economic Forum (WEF), entre 2014 y 2017 Argentina avanzó ocho posiciones, pasando del puesto 89 al 81 de un total de 138 países (en el último año subió cuatro posiciones).

El indicador subió de 3,5 en 2014 a 3,9 en 2017 (en una escala de 1 a 7) y se compone de nueve elementos: calidad de infraestructura global, calidad de rutas, calidad de infraestructura de ferrocarriles, calidad de infraestructura de puertos, calidad de infraestructura de transporte aéreo, calidad de suministro eléctrico, suscripciones de telefonía celular, líneas de telefonía fija y disponibilidad de asientos aéreos. En estos años Argentina se ha destacado en suscripciones de telefonía celular y líneas de telefonía fija, mientras que su punto débil ha sido y es en calidad de rutas y en calidad de suministro eléctrico.

Otro indicador que hace foco en la infraestructura de los países es el elaborado por el Banco Mundial. Este indicador, que forma parte del índice de desempeño logístico, refleja la calidad del comercio e infraestructura relacionada con el transporte. Entre 2014 y 2016 (última edición) Argentina logró avanzar 4 posiciones, pasando del puesto 63 al 59 de un total de 160 países.

Como se desprende de la visión del G20, Argentina busca potenciar la inversión en infraestructura dado que la infraestructura resulta primordial para el desarrollo de un país y señala que la inversión en infraestructura impulsa el crecimiento y la productividad, posibilitando que este crecimiento sea sostenible en el tiempo. Además, la infraestructura es un pilar fundamental de la competitividad.

Según el índice de competitividad global elaborado por el WEF, compuesto por infraestructura y otros once pilares, Argentina mejoró su nivel de competitividad en el último año. Avanzó 12 posiciones, pasando del puesto 104 al 92 de 137 países.

Estas mejoras en competitividad, junto con la reducción de costos logísticos, forman parte de los reclamos constantes que realizan algunos sectores de la economía, como el industrial y el exportador, que muchas veces ven en el tipo de cambio (competitividad cambiaria) el atajo para compensar la falta de infraestructura.

Una mirada a la evolución de la competitividad cambiaria en los últimos años confirma un marcado deterioro, sobre todo entre febrero de 2014 y noviembre de 2015. El tipo de cambio real multilateral (TCRM) -que mide el precio relativo de los bienes y servicios de Argentina con respecto al de sus principales socios comerciales, en función del flujo de comercio de manufacturas y la inflación-, cayó 34% en este periodo. En 2016 mejoró 16%, en promedio, con respecto a 2015; cayó 9% en 2017, en promedio, con respecto al año previo y en marzo de este año recuperó los niveles de diciembre de 2015, pero aún se encuentra algo por debajo del máximo alcanzado en marzo de 2016.

A pesar de la leve mejora de la competitividad cambiaria en 2016, y de la recuperación de los niveles de hace dos años, es la inversión en infraestructura la que ha permitido avanzar ligeramente en los índices globales de competitividad. El Gobierno desde hace dos años viene apostando por este camino, el camino lento, convencido que el sector privado lo acompañará en la tarea de potenciar la inversión en infraestructura. Habrá que ver si este sector está dispuesto a seguirlo y si los sectores que hoy reclaman (o necesitan) un atajo pueden esperar, más aún después de que se conociera el comunicado final del foro, en el que los ministros de finanzas y presidentes de bancos centrales se comprometen a no hacer devaluaciones competitivas y a no usar el tipo de cambio para esos fines.

Temas relacionados
Más noticias de infraestructura
Noticias de tu interés