Gradualismo, una cama con clavos

Los cambios que ha hecho el macrismo hasta el momento en realidad son, como al PRO le gusta decir, una “normalización .

Cuando Macri comenzó su campaña presidencial en 2015, lo primero que hizo el kirchnerismo fue decir que con él en la Casa Rosada se venía el ajuste neoliberal. Ni lerdo ni perezoso y conocedor del Síndrome de Estocolmo que sufre Argentina (el populismo nos destruye pero no podemos dejar de votarlo), comenzó a decir que no debíamos esperar ningún cambio drástico con él.

Y Macri no nos ha mentido. Los cambios que ha hecho como la eliminación del cepo, la salida del default, sacarle algo el pie de encima al agro, bajar la inflación y retomar el contacto con el mundo próspero de Occidente, en realidad son, como al PRO le gusta decir, una “normalización . O sea y casi en sus propias palabras, el gobierno de Macri hasta ahora lo único que ha hecho es eliminar los elementos bizarros que el kirchnerismo le había adosado el populismo que nos gobierna desde hace por lo menos 70 años, Macri incluido.

La devaluación del peso que implicó volver a tener un mercado del dólar como cualquier país normal sirvió para licuar parte de la emisión monetaria descontrolada que Vanoli había realizado en el segundo semestre de 2015 (recordar que para los ignorantes kirchneristas la emisión no genera inflación). El final del conflicto en el juzgado del Juez Griesa fue utilizado para volver a colocar deuda externa (en particular las Provincias) para financiar un déficit fiscal Homérico. El fin de la guerra que el kirchnerismo lo hizo al campo durante 10 años ha provocado que una parte del agro, trigo maíz y soja y la maquinaria agrícola, sean de los pocos sectores que crecen de manera nítida y volver a contactarnos con las grandes potencias de Occidente ha coadyuvado, junto con el fin del default, a volvernos normales.

Además de la normalización, hay otra cosa que el PRO (y sus usinas cuasiprivadas en el llano) ha hecho de manera intensa en lo que va de 2016. La venta de humo, el inflado ridículo de expectativas (teniendo en cuenta la crítica situación heredada) con dos variables clave, la inflación y la actividad económica.

Comenzó a anunciar una baja de la inflación a poco de asumir el 10 de diciembre de 2015 cosa que recién ocurrió (como era de esperar) 6 meses después y el paraíso prometido de actividad económica del segundo semestre se está haciendo desear tanto como algún título ganado por parte de la Selección Argentina de futbol. La estanflación comenzada en 2012 llegará este año a un lustro completo.

Así como a principios de año era muy probable que en algún momento de 2016 la inflación comenzaría a bajar porque había un elemento objetivo, la emisión monetaria, que se estaba desacelerando (sin ajuste fiscal esto es más deuda cuasifiscal del BCRA que eventualmente puede hacer difícil perforar una tasa de inflación del 20% anual sin más recesión), hoy,  en cuanto al nivel de actividad no hay mucho de donde agarrarse todavía para afirmar categóricamente que la recesión que comenzó a mediados de 2015 ya haya terminado y estemos a la vera de una recuperación económica.

Nada ha cambiado sustancialmente en el tablero de la actividad económica desde la devaluación de fines del año pasado hasta ahora. Salvo trigo, maíz y soja, parte de la maquinaria agrícola y la venta de camionetas, el resto viene para atrás. Ya llevamos más de 10 meses así y cada vez que comienza un nuevo mes, el gobierno y su coro de amanuenses dicen que la recesión ya terminó.

Esto no quiere decir que la recesión no vaya a terminar o tomarse un descanso. Hay chances que en 2017 tengamos alguna recuperación del PBI. Los salarios reales van a dejar de caer o caerán menos, el campo seguirá tirando para adelante (aunque su pólvora se vaya extinguiendo de la mano del atraso cambiario), el keynesianismo de la obra pública Macrista financiada desde el exterior estará a full (el gobierno nacional colocó, relativamente a la interna y a las Provincias, poca deuda externa para financiarse en 2016; se estaría guardando para el año que viene), la economía de Brasil parece que está arrancando, la extensión del Ahora 12 a 18 cuotas, el relanzamiento de Precios Cuidados, los créditos “productivos y el blanqueo del dinero en el exterior “pinta para ser un éxito. Todo esto puede darle una brisa de optimismo al programa económico. Como elementos de duda habrá que seguir las elecciones en EEUU, quien las gana, qué hace triunfador y la potencial suba de la tasa corta de la FED.

En cualquier caso, si el programa económico que Macri aplicó hasta ahora lo pretende repetir a lo largo de sus cuatro años de gobierno, dado que no es un cambio de rumbo de 180º respecto del “populismo industrial de sustitución de importaciones y estado deficitario que Argentina viene haciendo hace más de 70 años de decadencia, a lo sumo, en el mejor de los casos, podrá aspirar a alguna recuperación cíclica de menor tasa de crecimiento y duración que las recuperaciones cíclicas que tuvimos después de la hiperinflación y la crisis de 2001-2002.

En cuanto al proteccionismo, si bien se han eliminado las DJAI, el SIMI que las reemplaza sigue siendo un sistema pesado, se mantienen las LNA y ya hay acuerdos y semiacuerdos con los sectores protegidos de siempre como calzados, textiles, acero, juguetes, electrónicos.

En cuanto a lo fiscal, la oligarquía política ha logrado llevar el gasto público a niveles no sólo record históricos en nuestro país sino también cerca de la cima en el mundo, creando una nueva esclavitud para la humanidad en el Siglo XXI que es la “esclavitud impositiva (como mínimo, aunque no lo veamos porque el grueso de la imposición es indirecta, la mitad del año trabajamos solo para pagar impuestos).

Pero esto no es todo. A pesar de una presión impositiva salvaje, el déficit fiscal (exceso de gasto público respecto de los impuestos) es de 8% del PBI, record histórico e increíblemente lo único que ha planteado Macri hasta ahora es un cambio en la forma de financiamiento respecto del gobierno anterior.

Veamos.

Si los déficits fiscales previos al Rodrigazo de julio de 1975 se financiaban con emisión monetaria y reservas del BCRA ¿Qué haría Martínez de Hoz desde diciembre de 1978 con La Tablita? Colocar deuda pública, en particular externa, dado que el reciclaje de los petrodólares permitían financiamiento barato, ergo sin chances de crowding out (desplazamiento) de la actividad económica privada. La Tablita termina en crisis en enero de 1981 y luego de un interregno con Lorenzo Sigaut de Ministro de Economía, la deuda publica entra en default (ni hablar a partir de la Guerra de Malvinas en 1982) que se extiende hasta el ingreso al Plan Brady en 1993 ¿Cómo financió los déficits fiscales Raúl Alfonsín (1983-1989) estando el país en default? De nuevo, como previo al Rodrigazo, con emisión monetaria y reservas del BCRA hasta que vino la hiperinflación. Ya estamos con Menem Presidente. Ingresamos al Brady ¿Cómo financió Menen los déficits fiscales luego de un hiperinflación y de la confiscación de los depósitos con el Plan Bonex que impedían emitir dinero para financiar los déficits fiscales y con mercados de capitales abiertos por la economía de mercado que llevaba a cargo Menem? Como con Martínez de Hoz, con emisión de deuda pública, en particular deuda externa. Pero en 2001 Argentina defaulteó la deuda pública ¿Cómo financiaron Néstor y Cristina sus déficits fiscales estando el país en default? Con emisión monetaria y reservas del BCRA. Una vez que la inflación llegó a fines de 2015 a niveles récord históricos ¿Que creen que hizo Macri cuando llegó al gobierno? Comenzar a emitir deuda para financiar un déficit fiscal de 8% del PBI con una deuda pública que arranca en más de 45% del PBI (10% menos que la de diciembre de 2001).

En definitiva, si el populismo industrial no funcionó durante 70 años, no hay argumentos para pensar que pueda funcionar de la mano de los chicos de Cardenal Newman. No es un problema de quien hace lo que está mal sino hacer y persistir en hacer lo que está mal. De todas maneras, aunque los MacriBoys insistan en el error, tal vez zafen de las consecuencias de su inapropiada, hasta ahora, política económica y los platos rotos lo pague otro.

Si Macri sigue así, en el mejor de los casos, al fin de su mandato, habremos completado un período de crecimiento económico mediocre e insostenible (déficit fiscal, atraso cambiario e ¿inflación alta otra vez?). Eso sí, le tendremos que agradecer que nos haya salvado del camino venezolano que el impresentable de Daniel Scioli y la delictiva fanfarria kirchnerista nos aseguraban. Nada más…ni nada menos.

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