FIFA: el árbol de las manzanas podridas

El 27 de mayo de 2015 se ha convertido en un hito de la historia más oscura de la Federación Internacional del Fútbol Asociado. En la madrugada de ese día, agentes del FBI allanaron las habitaciones de un lujoso hotel cinco estrellas de Zúrich, en la búsqueda de catorce dirigentes de la FIFA acusados por la Fiscalía General de Nueva York de 47 cargos por lavado de dinero, fraudes, sobornos y conspiración de crimen organizado. Al día siguiente, a pesar del impacto mediático, Joseph Blatter fue reelecto por un quinto mandato aunque 48 horas después anunciaría su decisión -todavía incumplida- de retirarse del sillón que ocupa desde hace 17 años.

El brasileño Joao Havelange le había cedido el trono a su tesorero Blatter, después de 24 años en 1998. Tras la quiebra de la empresa de marketing deportivo ISL en 2001, Havelange y su ex yerno, Ricardo Teixeira -ex número 1 de la Confederación Brasileña de Fútbol (1989-2012)- fueron acusados por la justicia suiza por el desvío de casi u$s 22 millones a sus cuentas bancarias entre los años 1992 y 1997, por negociados relacionados con derechos de TV de los mundiales de fútbol. Según denunciara la prensa británica, Havelange y Teixeira pagaron u$s 4,9 millones en el marco de un acuerdo extrajudicial entre ISL y la FIFA en 2010, a condición de mantener en secreto las investigaciones y archivar el expediente.

En 2004, Peter Nobel ex abogado de Blatter, habría pagado otros u$s 3 millones al síndico de la quiebra de ISL para cerrar la causa sin que se conozcan los nombres de los imputados. Havelange había tejido una telaraña con personas que sólo aspiraban a convertirse en millonarios, tal el caso del trinitense Jack Warner ex vicepresidente de la FIFA y del norteamericano arrepentido Chuck Blazer, acusados de cobrar sumas millonarias por organizar torneos desde el comando de la Concacaf (Confederación del Caribe, América Central y del Norte).

Lo mismo ocurre más debajo del mapa continental, en la Conmebol, dos de sus ex presidentes, el paraguayo Nicolás Leoz (1986-2013) y el uruguayo Eugenio Figueredo (2013-2014) están sometidos a proceso penal, con pedidos de extradición de la justicia de EE.UU.

En tanto, el francés ex secretario general de la FIFA y mano derecha de Blatter desde 2007, Jerome Valcke, fue cesanteado ante las sospechas del Comité de Ética de hallarse implicado en maniobras de fraude con las ventas de entradas del Mundial de Brasil 2014, junto al gerente de una empresa que controla el sobrino de Blatter.

Días pasados, Michel Platini -candidato a la presidencia de la FIFA- fue suspendido por 90 días por el Comité de Ética -junto a Blatter- cuestionado por haber recibido 1,8 millones de euros en 2011, dinero que según declaró el actual presidente de la UEFA ante un tribunal suizo, "fue por trabajos realizados" entre 1998 y 2002, dado que por entonces, una parte de sus honorarios no le fueron pagados "por la situación financiera de la FIFA" tras la quiebra de ISL.

Platini también fue denunciado de ser el nexo entre Mohamed ben Hamman, ex dirigente catarí de la confederación asiática suspendido de por vida por la FIFA, cuando participó de una cena junto al primer ministro de Qatar y el ex presidente francés Nicolás Sarkozy, en noviembre de 2010, días antes de votarse la designación del mundial de Qatar 2022. Platini votó por Qatar y su hijo abogado, fue contratado por una empresa catarí.

The Sunday Times reveló después que Hamman habría pagado sobornos a dirigentes africanos por unos 3,7 millones de euros a cambio del voto. El periodista escocés Andrew Jennings (1943), cuya investigación sirvió de base al FBI declaró: "Yo vengo investigando a la FIFA desde los años 90, pero hace tres años entregué una serie de documentos muy comprometedores al FBI.

Lo que ha hecho el FBI ha sido realmente muy bueno. Ahora estos criminales y secuaces de guante blanco tendrán que ser trasladados a EE.UU. En Nueva York tienen un sistema de prisiones muy bueno, y ahí es donde terminarán todos incluido el propio Blatter, quien llevaba el bolso lleno de billetes para Havelange".

El Código Ético de la FIFA se aplica "a aquellas conductas que puedan perjudicar la reputación e integridad del fútbol, particularmente cuando se trata de un comportamiento ilegal, inmoral o carente de principios éticos". Hoy el gran árbol de la FIFA no para de arrojar sus manzanas podridas y casi no puede sostenerse en pie.

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