El nuevo mapa electoral tiene un primer ganador: la gobernabilidad

Pasaron 48 horas desde que Mauricio Macri anunció que el peronista Miguel Pichetto será su compañero de fórmula para pelear la reelección. Y menos de 24 para que se oficializara otra alianza llamativa, la que decidieron conformar Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey. Hasta el momento es difícil anticipar qué impacto tendrán estos movimientos en el escenario electoral. Pero a juzgar por la reacción que muestran los inversores, lo que ganó es la gobernabilidad.

Pichetto no es un hombre con poder territorial. Pero durante muchos años ha controlado los hilos del bloque más difícil del Senado, y es un interlocutor reconocido y valorado por gobernadores, empresarios y jueces. Aunque tiene algunas diferencias conceptuales con Cambiemos, es un hombre de posturas firmes (como lo demostró en el debate sobre la inmigración) y también por eso su nombre entusiasma a los inversores. Suele decir lo que piensa, como si hablara en "modo Carrió", pero con algo más de filtro. No falta quien lo considera más ortodoxo que muchos radicales. Por eso la celebración de los mercados fue tan ruidosa. De ser electo junto a Macri, los analistas consideran que el Gobierno tendrá más poder de negociación para la agenda de reformas estructurales que habrá que encarar desde 2020.

El acercamiento de Lavagna y Urtubey también arrima expectativas para ese objetivo. Aunque en los formal puede restar votos a Macri, en los hechos suma posiciones a favor de la racionalidad económica. El ex ministro de Economía puede tener diferencias con el FMI, pero no desatenderá la necesidad de obtener superávit fiscal o de cumplir con los acreedores. Incluso el entendimiento entre Alberto Fernández y Sergio Massa apunta en el mismo sentido.

Es que la campaña electoral empezó con dos sectores parados a cada lado de la grieta, y ahora está instalada en el centro. Tanto Cambiemos como el Kirchnerismo aspiran a comerse a la tercera vía, y prácticamente lo han logrado. En ese sentido, Alternativa Federal fue una fórmula eficiente de construir candidatos: no lograron pararse como una opción política integrada, pero colocaron a tres de sus referentes en tres espacios distintos. El mensaje que tiene que recolectar Macri es que después de años de gestión intentando un cambio cultural, en todas las fórmulas hay peronismo, señal de que la sociedad se muestra más tolerante con los protagonistas del pasado fallido que con los apóstoles del cambio incompleto.

La configuración del actual escenario político trae un beneficio de corto plazo: aplaca los temores de una volatilidad cambiaría posterior al 22J. No hay que tomar este dólar como un nuevo escalón sino como una señal, una reacción positiva. El tipo de cambio tiene que acompañar la inflación y si queda en este nivel solo facilitará el rebote. Ahora queda ver qué tono tendrá la discusión y la campaña, para evaluar si la expectativa de estas horas será acompañada por la realidad o no.

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