El dólar ‘blue’ ya se mete en la interna económica del Gobierno

Si el tipo de cambio no se adapta a la economía, que la economía se adapte al tipo de cambio. Así, con esta lógica, el Palacio de Hacienda lleva adelante la inverosímil patriada de emparchar la cotidianeidad. Aquí y allá la inquietud parece haberse apoderado de cada rincón de los mercados. El dólar es un emergente que delata la incertidumbre reinante.


El dato de las últimas horas, que muestra que desde 2011 existen grupos exportadores que utilizaron la legislación a su favor y retuvieron una parte importante de los dólares fruto de las ventas al exterior, abre una ventana. ¿Cómo pudieron hacerlo? Las fuentes señalan que resultaba un inmejorable negocio pagar la multa por liquidar esos dólares fuera de término, que vendérselos en el momento fijado por la reglamentación al Banco Central. Se estima que en lugar de los u$s 240 millones promedio que se venden en el mercado por semana, la medida redescubierta por el Banco Central podría obligarlos a los exportadores a quintuplicar esa cifra hasta fines de septiembre.


Asombra entonces entre los banqueros la resilencia que ha logrado Fábrega: los embates y la contrariedad que le provocó en varias oportunidades el boicot de Kicillof a su gestión parece haberlo fortalecido en su posición de hombre-que-opina-pero-no-decide, en lo que termina constituyendo una peligrosa política al mejor estilo bilardista: son los resultados los que mandan.


Cada vez que Fábrega se ve arrinconado por la escalada del blue y la imposibilidad de seguir subiendo las tasas, el mendocino reúne a sus añosos estrategas del Banco Central y da a luz una nueva reglamentación o rescata alguna olvidada que provoca la entrada de algunos dólares adicionales.


Ese bonus track se ha fortalecido en las últimas horas con el apoyo de banqueros de porte que lo ven como la última línea que separa al oficialismo del más ferviente intervencionismo, por lo menos en el sistema financiero. Con tasas reguladas, depósitos dirigidos, y la imposibilidad de ajustar sus balances por inflación, los banqueros se juegan a la supervivencia del mendocino.

Paradójicamente fue Fábrega el que obligó a las entidades a desprenderse de casi la totalidad de dólares que guardaban en cartera para sacarle presión al tipo de cambio. También es el Banco Central el que dijo que no podía asegurar el pago en dólares para el recital que Paul McCartney tenía previsto dar este año en el país, por lo que el artista le dijo a la compañía promotora que, en principio, no lo hará.


De todas formas Kicillof guarda varias ideas en carpeta. Una de ellas es que, como el cambio de agente de pago de la deuda no llegará a cumplir con su cometido algo que anticipó el propio Kicillof entonces es probable que el dinero de los vencimientos que el Gobierno vaya depositando en la cuenta de Nación Fideicomisos (pero que nadie cobrará) termine asistiendo a una economía que pide dólares y no los tiene. Es en Nueva York donde tienen focalizada su preocupación los principales banqueros. No sólo los persigue la idea de que ante la falta de éxito en las gestiones por la deuda la economía entrará en una intervención mayor; también los intimida lo que pueda ocurrirle al banco Citi, que ya obtuvo la negativa de la Cámara de Apelaciones de Manhattan para que se revea su situación, por lo que quedará a merced del fallo de Griesa que sólo le permitió pagar bonos con legislación local una vez. Si, como dijeron los representantes del banco, la entidad acatará la decisión judicial, entonces el Gobierno podría quitarle la licencia argentina al Citi.


El rumor que ha ganado fuerza en las últimas horas es que quiere irse el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich. La renuncia tendría lugar en tres semanas, pero podría ser incluso antes. Si bien aún no está definido, uno de los aspirantes a reemplazarlo podría ser Mariano Recalde. El otro, Kicillof.


Los asesores y técnicos del chaqueño, que durante su estadía en Buenos Aires acamparon en el Congreso, ya hacen las valijas. Volvemos, es una orden de arriba, dicen por lo bajo, al tiempo que también se lamentan porque aún queda mucho por hacer, por lo menos, en lo que hace a las modificaciones de la Ley de Presupuesto presentada la última semana.


Capitanich es el hombre del Gobierno que lleva adelante esos números porque los comprende, si bien parecen más el fruto de un acto deliberado de surrealismo canábico antes que un mapa de intenciones políticas. Es esta tarea la que retendrá al jefe de Gabinete algunos días más, por lo menos hasta que vuelva la presidenta de su viaje a los Estados Unidos. La discusión pública con el actual gobernador del Chaco Juan Carlos Bacileff Ivanoff, que lo acusó, entre otras cosas, de volver al pago porque le fue mal en Buenos Aires, le dio mayor impulso a su decisión de regresar a sus pagos.


La retirada del coquismo inquieta al kicilofismo: en definitiva, no son tantos los afiles que pertenecen al riñón soviético y la vacancia no es una opción que esté en el manual. Para muchos, será la oportunidad del ministro para seguir interviniendo en la economía a través de sus colegas Emanuel Álvarez Agis o Augusto Costa, pero de producirse su ascenso, podría tener la virtud de darle vacaciones al permanente desgaste que experimenta su gestión por estas horas. Parte de la inquietud que experimentan en el entorno de Kicillof guarda relación con que también suena el nombre de Mariano Recalde, el titular de Aerolíneas, para suceder a Capitanich, a la par de la postulación del Dr. Áxel.


El esquema cierra si se tiene en cuenta el regreso de Guillermo Moreno a estas pampas: a pesar de sus fotografías con el Papa y Maradona han trascendido, su exilio en Italia ya es historia. Si bien allegados al funcionario sostienen que será sólo por un mes, quienes lo conocen especulan con un llamado de Cristina para reemplazar a Costa en la secretaría de Comercio, ante las dificultades que tiene en esa área. Cómo será la gestión de Costa que hay empresarios que prefieren el maltrato de Moreno, ironiza un analista político.

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