Dólar, tasas y consumo en un año en el que el gradualismo hará estragos

En economía, como en otras ciencias, al problema se lo denomina de distintas formas: por ejemplo, hay quienes se sienten más cómodos hablando de "desafíos". Intuyen que, de esa forma, bueno, se logra suavizar un poco el tamaño del desafío. Algo así le tocará al designado ministro Dujovne. Primero, habrá que ver qué grado de autonomía podrá ejercer en medio de un numeroso e hipersegmentado gabinete económico cuyos capataces se sientan a la mesa con el propio presidente. En segundo lugar, precisamente la cartera de Dujovne enfrenta el "desafío" de recortar sin que se note demasiado, por lo menos en los rubros que el Gobierno considera sensibles, sin quebrar las relaciones de paz con sus pares a pesar de dejarlos con menos recursos.

En las últimas horas, varias lecturas sobrevolaron el espacio aéreo del propio Dujovne y se metieron de prepo en el radar de las previsiones 2017. Una de ellas es la que sostiene que a diferencia del saliente Prat-Gay, el ministro entrante contará con algunas reformas ya realizadas en la mochila. De todas maneras, huelga decir que los pronósticos son relativamente heterogéneos.

Ante este escenario, lo mejor es tomar lo que la propia consultora de Dujovne calculó hace apenas algunas semanas. A diferencia de lo que prevé el Presupuesto 2017, un informe de Dujovne & Asociados habla de un crecimiento de 3% y una tasa de inflación de 20,5% mientras que el alfonsismo sostenía crecimiento al 3,5% y un rango de 12-17% para la suba de precios.

Otro concepto que aparece en los informes es el que sostiene que la inflación se está desacelerando producto de un proceso y que el rebote está cerca (la industria cayó 4% en noviembre y la construcción más del 9%). Bajo esta perspectiva, el "desafío" radica en que el piso para empezar a crecer, ya que según la consultora el 2016 cerró con una relevante caída del PBI de 2,6% contra los pronósticos oficiales de prevén retracción de 1,5%. En la cresta del optimismo, Miguel Bein, uno de los economistas que suele recibir el llamado del presidente Macri, apuesta desde hace tiempo a que la actividad crecerá 5%, basado en el ampliamente anunciado plan de inversión de obras públicas, que le sumaría 2% adicional al 3% que se espera que traccione el consumo.

¿A qué motores piensa apelar el futuro ministro para volver a crecer? Los u$s 8000 millones del dinero en efectivo que está depositado en los bancos, los u$s 90.000 millones declarados en depósitos y bienes en el exterior que se proyectan como resultado del sinceramiento fiscal (a un resultado final de u$s 130.000 millones), bien pueden ser parte de la respuesta. Esos fondos podrían aceitar la maquinaria de la inversión después de tres años de caída. Las previsiones del dujovnismo hablan de un crecimiento de 15% en este rubro. La otra clave es el consumo, motor que explica casi el 75% del PBI, también parece será exorcizado y regresado al panteón de los impulsores económicos, ya que se espera que crezca 3%.

Por supuesto que hay otros elementos a tener presentes. Como se dijo, a pesar de la contradicción interna que significa "revisar cuentas sin hacer el ajuste", existen otros puntos que conviene tener presentes. La misión de bajar el déficit fiscal que, para 2017, tiene la meta de bajar al 4,2%, parece más desafiante si se tiene presente el capítulo electoral. ¿Podrá el Gobierno hacer ese ajuste sin que afecte sus chances en las urnas? La duda crece y se alimenta de rumores, comentarios, pequeñas anotaciones al margen que suelen mencionar la secreta complacencia a la estrategia del "gradualismo" fiscal que impulsa la Casa Rosada, ayudada ahora por la marketinera ¿pero inexacta? idea de que Prat-Gay habría sido alejando del cargo para que su reemplazante aplique menos gradualismo y más shock. El experimento de un fin de año con baja intensidad en materia de presiones sociales paz financiada con casi $ 30.000 millones que involucró incluso el alejamiento del ministro con más chapa del Gobierno, demuestra que el Gobierno se maneja mejor con la billetera.

Donde aún resulta bastante misterioso el resultado es en el futuro del dólar. Gobierno y ministro tienen la misma visión: en 2017, el precio promedio se ubicará entre los $ 17,40 y $ 17,90 por lo que el escenario seguramente volverá a traer la pregunta del atraso cambiario. Claro está que, desde noviembre de 2015, el precio del dólar subió alrededor de 60% mientras que los salarios avanzaron en torno del 30%.

Si bien el Gobierno sostiene que este avance del dólar no fue dramático, el dato de inflación de 40% para 2016 es el testimonio del error en el que incurrió el ex ministro Prat-Gay. Las proyecciones marcan ahora una inflación que termine en 22% y la apuesta es que los salarios queden encima en la medida que el Gobierno logre consensuar un ajuste en el orden el 25%.

La promoción de Luis "Toto" Caputo y su Secretaría al rango de ministerio habla a las claras de la importancia que tiene el ingreso de dólares para el Gobierno. Es el plan A, financiar el gasto con endeudamiento, para no pasar apuro, y hacer caja con fines electorales. Tanto Dujovne como Caputo piensan que el año podría ir volviéndose cada vez más complejo en este sentido, por lo que el "plan verano" buscará salir al mercado a endeudarse. Para evidenciar las sorpresas que podrían tener lugar, citan el Brexit, Dilma, Trump y todo lo que de ahí puede resultar.

Hace algunas horas, el propio Caputo dijo que estaba en análisis la emisión de un bono para los próximos días, unos u$s 10.000 millones a ser emitidos a una tasa cercana al 5% (o un poco más). Según el futuro ministro de Finanzas, cuando hubo suba de tasas en EE.UU. durante las últimas semanas del año, la mayoría de los emergentes, incluido Argentina, tuvo una sobrerreacción y el costo del dinero para el país aumentó, pero vaticinó que durante 2017 se podrá comprimir esa sobretasa.

Con respecto a las críticas por exceso de endeudamiento, Caputo sostuvo es "un error enorme" considerar que "si seguimos financiando la reducción del déficit está en peligro la sustentabilidad de la deuda". La pregunta del millón, pero sobre todo, la respuesta a ese planteo, no la tiene él, sino Dujovne. Una cuestión de desafíos.
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