Cuántos cadetes vale un Ceo

En las dos selecciones que el domingo disputarán la final de la Copa América hay siete jugadores que se desempeñan en equipos de la Premier League inglesa: los argentinos Sergio Romero; Marcos Rojo (Manchester United); Sergio Agüero, Nicolás Otamendi (Manchester City); Eric Lamela (Tottenham) y Ramiro Funes Mori (Everton), y el chileno Alexis Sánchez (Arsenal). Se sabe que ganan muchísimo dinero, pero hay ingleses que quieren saber cuánto más dinero reciben en relación a los empleados de sus respectivos clubes.


Esa es la intención de la ong inglesa Pay Compare, que lanzó una campaña titulada FairFooty (Fútbol Justo) para que los clubes de fútbol de ese país hagan pública la relación entre los salarios más altos y los más bajos. Promueven el envío de tweets a cada institución reclamando transparencia.


Es parte de una campaña más amplia que también impulsa el acoso con tweets a las principales compañías que cotizan en la bolsa de Londres, y que invitan a todas las organizaciones a mostrar sus números. Por ahora, lograron la aceptación de más de 500, entre las cuales hay organismos públicos, universidades, pero también empresas privadas.


Por ejemplo, el consejo de Bristol City informó que el salario más alto es 10,6 veces mayor al más bajo; en la Universidad de Southampton esa relación es 21; en la Universidad de Sussex es 20,3; en la inmobiliaria Plus Dane Group Ltd. es 15; y en el Triodos Bank es 9,6. Triodos Bank es un interesante caso de banca ética que nació en 1980 en Holanda, y que actualmente cuenta con 1100 empleados, un patrimonio de 12.000 millones de euros, y que en el último ejercicio obtuvo 40 millones de euros de beneficios.


Además de los principios igualitarios que animan la movida, Pay Compare se fundamenta en los resultados de un informe que el gobierno inglés recibió en 2011 recomendando el cálculo y la difusión de los múltiplos o relaciones salariales como modo de fomentar mayor equidad en el sector público. También se basa en uno de los objetivos para el Desarrollo Sustentable que Naciones Unidas votó el año pasado, tendiente a lograr mayor igualdad salarial.


Lo que en Gran Bretaña es incipiente, marginal e impulsado por una ong, en Estados Unidos tiene tradición y fuerza de ley. A mediados de 2010 y como derivación de la crisis financiera precedente, el presidente Barack Obama sancionó la llamada ley Dodd-Frank de Reforma de Wall Street y Protección al Consumidor, que entre muchísimas otras cosas, estableció la obligación de que las empresas que cotizan en bolsa publiquen cuál es la relación entre el salario del Chief Executive Officer (Ceo) y el salario promedio. Y en agosto del año pasado, la Securities and Exchange Comisión reglamentó que esa obligación entra en vigencia a partir del 1 de enero de 2017.


Esa medida incorporada por los legisladores Barney Frank y Chris Dodd era un reclamo histórico de la central sindical AFL CIO, que desde hace años protesta por la creciente diferencia entre la remuneración de los Ceos y la de sus afiliados. Hace 50 años la relación entre lo que ganaba el principal ejecutivo y el empleado medio era 20 veces. La grieta se hizo abismo: según el sitio oficial de AFL CIO, los Ceos de las compañías que conforman el índice Standard&Poor 500 recibieron el año pasado una compensación total promedio de u$s 12,4 millones, lo que equivale a 335 veces el salario promedio de u$s 36.875 que cobraron en el año trabajadores de líneas de producción sin cargo de supervisores.


Por ejemplo, Irene Rosenfeld, la Ceo de Mondelez (la actual Kraft Foods) recibió el año pasado u$s 19.674.812, 534 veces lo que cobraron en promedio los operarios de categoría inferior a supervisor. Esa y muchísimas otras compañías estadounidenses tendrán desventajas para firmar contratos con el estado de Rhode Island si prospera una ley que establece preferencias para aquellas firmas que tengan una brecha de hasta 25 veces entre lo que gana el Ceo y el trabajador full time de menor remuneración.


En la Argentina no hay información sobre lo que ganan los Ceo, pero se sabe que la desigualdad no es tan obscena como en Estados Unidos. En una empresa muy importante de servicios públicos respondieron off the record que la diferencia entre su Ceo y el empleado que menos gana es de 30 veces. En el sector financiero se manejan diferencias mayores porque los Ceo cobran más; pero no hay datos precisos.


Algo más se conoce sobre remuneración de directores, que cobran mucho menos que los Ceo. De acuerdo al Total Remuneration Survey 2015 que elabora la consultora Mercer en base a una encuesta a 429 empresas, en diciembre pasado los directores recibieron en promedio $ 133.724 y la categoría de empleado técnico y administrativo $ 17.048.


En el gobierno argentino abundan ex Ceos, como Mario Quintana, Gustavo Lopetegui, Juan José Aranguren, Isela Costantini y Susana Malcorra, por nombrar a los más encumbrados. ¿Estarían dispuestos a impulsar una ley como en Estados Unidos para iluminar la desigualdad y aportar a la declamada transparencia?

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