Claves para entender los costos del blanqueo

Los costos del blanqueo que promueve el Gobierno deben evaluarse a la luz del momento del origen de los fondos. No es lo mismo blanquear bienes cuyo origen es actual o de fecha cercana o no se puede demostrar la antigüedad en el patrimonio, que los casos en que se tienen cuentas constituidas muchos años atrás.

La razón de esto es que tratándose de origen reciente, el costo del blanqueo se mide contra el riesgo del reclamo del impuesto a las ganancias y, probablemente, al valor agregado. Simplificando, es comparar un 10% contra un 50% más las multas.

Pero si se puede acreditar la existencia de los bienes en momentos anteriores a los 6 u 10 años, según los casos, la posibilidad del fisco de reclamar Ganancias e IVA ha prescrito. De forma tal que el costo del blanqueo se mide contra el riesgo del reclamo del impuesto a los bienes personales por los períodos no prescriptos. Esto es, entonces, el 10% versus el 1,25% multiplicados por los años no prescriptos, es decir, entre un 7% y un 14%, aproximadamente, a valores actuales más las multas. En estos casos, puede analizarse la conveniencia de ingresar al régimen de facilidades de pago, complementario del blanqueo, en vez de blanquear.

Pagar el 5% sobre bienes de escasa (colocaciones financieras) o nula rentabilidad (casas de veraneo) en el exterior, representa un esfuerzo bastante importante. Piénsese que el 5% puede ser la renta total de una colocación financiera internacional durante 2 o 3 años.

Pero también importa qué pasa hacia el futuro. Que Argentina mantenga el impuesto a los bienes personales cuando otros países están eliminando los impuestos semejantes, choca contra la baja rentabilidad que muchas de esas colocaciones tienen. La alícuota máxima actual es del 1,25%. Se proyecta que vaya disminuyendo del 0,75% al 0,25%. La experiencia histórica muestra que toda tasa impositiva que bajó, después volvió a sus valores anteriores o mayores.

¿Qué ocurrirá en los próximos años?

El Gobierno está ofreciendo “ahorrar el pago del blanqueo si los activos blanqueados se destinan a suscribir bonos del Estado sin interés y mantenerlo por 3 años. Es un incentivo para morigerar su costo en el caso de colocaciones financieras de baja rentabilidad.

Iniciar un gobierno lanzando un blanqueo de bienes no es una novedad. Prácticamente todos los gobiernos nuevos lo hicieron desde los años ‘50 en adelante. Las normas de todos los blanqueos tienen puntos en común y problemas similares. Siempre existe el cuestionamiento de que beneficia a quienes no cumplieron.

El presente blanqueo tiene a su favor que hay una corriente mundial para favorecer el dictado de normas de “amnistías fiscales en razón de que muchos países se disponen a intercambiar datos financieros y el sistema financiero internacional propone a los estados que faciliten a sus ciudadanos declaran los activos en otros países.

La “banca privada internacional, al menos las entidades de mayor relieve, ya no encuentran atractivo ese negocio. Hace tiempo que se desprendieron de clientes que guardan depósitos originados en corrupción y narcotráfico. Y ahora están tratando de que sus clientes que ahorran dinero de actividades lícitas pero que no pagaron impuestos, los declaren a los fiscos correspondientes. Al menos es una tendencia que se observa para clientes de Europa y de América. Temen que la reputación de una entidad se vea afectada si se conocen públicamente casos de clientes que no declaran sus bienes.

Aparece así un raro “promotor del blanqueo argentino: la banca privada internacional. También se suman a la “promoción del blanqueo los asesores de inversiones, bancos y agentes de bolsa locales que realizan negocios en forma más segura si manejan carteras declaradas o pueden incrementar sus carteras con fondos provenientes del exterior.

El Gobierno está haciendo todo lo posible para impulsar el blanqueo. En ese sentido, se orientan las noticias acerca de que la AFIP y la UIF aumentarán su capacidad de intercambiar información con otros estados. Esto se obtendría a través de los acuerdos de la OCDE, con los países principales, excepto Estados Unidos, que “juega aparte en todo este movimiento internacional y se ha beneficiado recibiendo muchos depósitos que vienen de otras plazas financieras; en el caso específico de EE.UU., se habla de acuerdos para intercambiar informaciones financieras suscriptos bilateralmente. Actualmente no existen o están suspendidos.

Históricamente, los blanqueos permitían regularizar las ganancias obtenidas por personas y empresas en actividades lícitas en el país que no habían pagado sus impuestos. Muchas veces, inclusive, se trataba de inversiones en bienes registrables no declarados.

En la actualidad, hay menos empresarios en esa situación, ya que la presión fiscal aumentó, la economía no fue floreciente y, en general, se ha tratado de invertir en “blanco los bienes registrables. Parecería que hay más “clientes del blanqueo de fondos originados en actividades ilegales que antes no eran tan comunes (la corrupción y el narcotráfico eran sensiblemente menores en el pasado).

Los bienes e inversiones en el exterior que hicieron empresarios argentinos se efectuaron como un resguardo ante posibles contingencias, crisis y persecuciones que pueden suceder en países inestables como el nuestro. Es una cobertura lógica, en especial si se considera que gran parte de nuestra población desciende de inmigrantes que huyeron perseguidos en sus países de origen. El declararlos ahora exigirá vencer esos temores originales o reemplazarlos por otro mayor, como puede ser el temor a la AFIP o la UIF.

 

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