Capitanich, el presidenciable que no fue, vuelve a Chaco a recuperar su imagen

Se la notó feliz, emocionada, relajada, amorosa y agradecida. Por primera vez desde que Alberto Nisman hizo la denuncia en su contra por supuesto encubrimiento de la causa AMIA. Le sonrió y alentó con un gesto para que se acercara a la jura a Aníbal Fernández, el ahora jefe de Gabinete, tal como anunciaban todas las crónicas desde el mismo día en que se convirtió en Secretario General, convertido en una sombra que acechaba al golpeado Jorge Capitanich. Eran dos voceros, hasta ayer, ejerciendo en paralelo su oficio.


Sucede que se avecinan por lo menos ocho o nueve meses difíciles para el Gobierno, en su último tramo, en crisis por la investigación judicial tras la muerte de Nisman y la catarata de causas reactivadas contra la Jefa de Estado, su Vicepresidente y ministros. Cristina necesita de los más leales y un equipo defensivo. No alcanzó lo que hizo Capitanich y le toca el turno a su sucesor.


Ayer Cristina se permitió la emoción cuando tomó juramento a Eduardo Wado De Pedro a quien abrazó con visible cariño. Con el flamante ministro de Salud no fue igual, admitió que mucho no lo conoce y por eso lo llamó por su apellido y le dijo "Doctor".


El día de ayer cambió para Cristina Fernández de Kirchner cuando se conoció el fallo del juez Daniel Rafecas y de inmediato ordenó el anuncio de los cambios de gabinete. El alivio judicial y las pruebas de lealtad, sobre todo de Capitanich, llevaron a la Presidenta a romper el protocolo y agradecer a los ministros que se fueron para desalentar creencias de que los castigaba con el destierro del gobierno nacional.


No era así cuando Capitanich asumió. Por entonces en todos los sectores fue bien vista su asunción y se pensó en un cambio de imagen del Gobierno en uno de sus malos momentos. Sus conferencias de prensa y su incondicional defensa del gobierno nacional lo desgastaron a diario y terminó rompiendo ante las cámaras un ejemplar del diario Clarín en el que se daba cuenta de un borrador de Nisman en el que se pedía la detención de la Presidenta de la Nación. Dijo que no era verdad y menos de 24 hs después lo desmintió la misma fiscal Viviana Fein. Ayer por la mañana el chaqueño admitió lo que se decía hace rato en los pasillos, incluso en su entorno, respecto de la vuelta a la provincia donde el justicialismo tiene una pelea difícil en la próxima elección.

Capitanich volverá a la gobernación, a la que nunca renunció, con el afán de ganar la elección por la intendencia de Resistencia, tarea más difícil hoy que cuando asumió junto a la Presidenta de la Nación. Después de 308 conferencias de prensa pasó de ser uno de los ministros con mejor imagen a ubicarse en los últimos peldaños junto al procesado Amado Boudou que ayer fue una de las figuras centrales y más sonrientes durante todo el acto de asunción.


El chaqueño hace cuatro años fue mencionado como posible compañero de fórmula de Cristina y tras ser reelecto gobernador sonó como presidenciable. Su llegada a la Rosada parecía un trampolín para el 2015. No sucedió. Ayer Coqui admitió que "hasta el pelo más delgado hace su sombra en el suelo" al referirse a sus adversarios en la pelea electoral de Resistencia.


Una encuesta difundida ayer por la consultora Poliarquía arroja algunos datos en esa línea:


*La intendenta de Resistencia, Aída Ayala, lidera la intención de voto en las PASO que se realizarán en mayo próximo y tiene altas chances de ganar la gobernación.
*La imagen de Jorge Capitanich viene cayendo desde que dejó la gobernación y su labor como Jefe de Gabinete nacional tiene más rechazos que adhesiones entre los chaqueños.
*Gustavo Martínez, presidente de la empresa estatal de Aguas se impondría fácilmente en una PASO ante otros rivales del PJ que no sean Capitanich con quien tiene 5 puntos de diferencia según este sondeo.
Por eso necesita reasumir hoy, con una abultada agenda como la que tendrá (con la presencia de las ministras Cecilia Rodríguez y Teresa Parodi y varios actos y anuncios) y las palabras de agradecimiento de la Presidenta sobre las espaldas de uno de los hombres que le demostró mayor lealtad.
Capitanich llegó al Gobierno, como dijo Cristina, en un mal momento. Se va en uno más difícil.

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