Argentina necesita muchos Lanús

Se puede estar en el fondo del mar y salir. Se puede pelear con presupuestos menores. Se puede disentir, pero escuchar y apoyar. Lanús es el ejemplo a seguir, para un país llamado Argentina.

Lanús es un club centenario, que pasó muchos años en el ascenso del fútbol, que supo plantearse objetivos, crecer paso a paso, hasta convertirse en una institución de vanguardia en nuestro país.

Es un club que es mucho más que fútbol. Atletismo, hockey, patín, handball, gimnasia artística, triatlón, colonia de vacaciones, son algunas de las actividades que brillan con una creciente cantidad de socios (40 mil activos).

El fútbol corrió la carrera a la par del club. En 1979 Lanús cayó a la tercera categoría del fútbol argentino (Primera C) y tenía apenas 2.000 socios. Allí empezó la reconstrucción. Se unieron las diferentes líneas políticas del club y se logró el ascenso a la Primera B en 1981. Paralelamente, los socios ascendían a 10.000, es decir, 5 veces más que un par de años atrás.

Desde allí hasta hoy pasaron 35 años, donde Lanús pudo equivocarse de camino —seguramente le erró muchas veces— pero siempre corrigió a tiempo. Hubo ascensos y descensos varios hasta instalarse definitivamente en Primera en 1992, con Miguel Ángel Russo como DT.

Desde entonces, la historia futbolera es un poco más conocida, los títulos con Héctor Cúper, Ramón Cabrero, Guillermo Barros Schelotto y ahora éste, con Jorge Almirón, fueron hitos de un trabajo incansable, espectacular.

No es usual ver a opositores políticos juntos, unidos, ni siquiera por una pasión. Eso ocurre en Lanús. El intendente, Néstor Grindetti, del PRO, vio el partido ante San Lorenzo con el referente del Frente Renovador, Nicolás Russo, que es el presidente del club.

No es usual que un DT elogie a su antecesor y lo ponga como una piedra fundamental en la consagración de su equipo como campeón. Y eso sucedió con Almirón, que destacó virtudes de Barros Schelotto.

No es usual que un club tenga como manager al último DT campeón y hombre que manejó las inferiores y le permita elegir al DT. Y eso pasa en Lanús, con Ramón Cabrero, que fue el que seleccionó a Almirón.

No es usual que un referente del club, el caso de Agustín Pelletieri, se aguante estar en el banco sin chistar y sea el encargado de la arenga principal antes de la final. “Siempre se está haciendo algo, una pared, una cancha, la consagración ayuda a destacar el camino de un club ,dice el propio Pelletieri.

No es común el sentido de pertenencia de los jugadores y ex futbolistas con el club. En el equipo campeón se destacan veteranos sabios como Velázquez y Sand y experimentados como Lautaro Acosta (tiene 28 años), que saben que su lugar en el mundo es Lanús.

En los juveniles y en las inferiores, todos los DT tienen pasado en el club y siguen una línea de trabajo que va de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba. Todos intentan jugar con un estilo parecido.

Imagínese un país donde todos —con sus diferencias, obvio— tiren para el mismo lado (oficialismo y oposición), donde se trabaje para eludir o sobreponerse a crisis con ideas y sentido común. En las últimas cuatro décadas, Argentina sufrió a los militares, la hiperinflación, el menemismo, el 2001, ahora vivimos la etapa post kirchnerisimo.

En ese mismo lapso de años, Lanús pasó de la Primera C, tercera categoría del fútbol argentino y de tener 2.000 socios, a ser campeón de fútbol, un ejemplo de institución y de multiplicar la cantidad de socios por 20.

Por eso, Lanús es un ejemplo a seguir. Siempre el deporte ayuda a sacar a los chicos de la calle, te cobija, te contiene, te educa, te hace crecer. A veces, también enseña el camino a dirigentes políticos, lo que excede el marco del deporte.

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