Denuncia contra Massey

Se destapó la olla con el Me Too de las cocineras argentinas

La denuncia de acoso de una joven pastelera contra el reconocido chef generó el apoyo masivo de cocineras, sommeliers, bartenders y referentes gastronómicas. Qué pasa en el backstage de los restaurantes y bares

Una denuncia pública sacudió al mundo de la gastronomía en los últimos días. Trinidad Benedetti, pastelera de 24 años, contó a través de un video de Instagram cómo fue acosada sexualmente por el chef Pablo Massey cuando trabajó en la Panadería de Pablo, hace 4 años. "¿Es normal que Pablo (Massey) les toque el culo a las empleadas?", contó que le preguntó a la encargada del local. Y recibió un sí como respuesta. 

El video se viralizó rápidamente. Y Trinidad obtuvo el apoyo explícito por parte de grandes chefs (Narda Lepes, Ximena Sáenz, Sole Nardelli, Ale Temporini), bartenders (Inés de los Santos, Mona Gallosi, Pipi Yalour), pasteleras (Ana Iriae, Valu Ramallo, Chula Galvez), sommeliers (Paz Levinson, Agus de Alba, Marcela Rienzo) y periodistas especializadas (Laura Litvin, Silvina Béccar Varela, Laura Marajofsky), además de clientes y consumidores que se solidarizaron. 

Pero lo curioso, o tal vez no tanto, es que en las redes sociales el comentario que se repetía era que "lamentablemente no era ninguna sorpresa" y que "estas cosas pasan en gastronomía"

Según la Encuesta de Género en Gastronomía de Mapa de Barmaids - única organización que releva estas situaciones en el rubro- más del 60%  de las 350 mujeres y disidencias que la completaron manifestó haberse sentido incómoda o que no se la trataba de manera correcta en una entrevista de trabajo y un 30% dijo haber sufrido algún abuso en su trabajo por parte de jefes o superiores.

 En su emotivo y valiente video, Benedetti cuenta que habló con Nicolás Calderone (encargado de La Panadería de Pablo en Olivos) y Rodrigo Da Costa (chef Ejecutivo) sobre lo que le había pasado, que "se mostraron sorprendidos y que aunque se comprometieron a tomar cartas en el asunto, no hicieron nada al respecto". 

Y que cuando volvió a señalar que no se sentía ni segura ni cómoda, recibió una catarata de insultos. "Les dije que eran unos imbéciles. Que no me estaban tomando en serio. Rodrigo se enojó, me dijo que estaba loca, que era una maleducada, que qué pensaba, ¿que Pablo me iba a violar en la oficina? ‘Mirate, ¿vos te pensás que un chabón con la guita y fama de Pablo Massey se daría vuelta por una piba como vos?'".

En las últimas horas, desde Miga - Colectivo de Mujeres Impulsoras de la Gastronomía Argentina- lanzaron una campaña con un breve texto que cocineras y mujeres gastronómicas compartieron en sus perfiles junto a una foto de ellas trabajando en sus años mozos: 

"Muchas pasamos por situaciones incómodas en algún trabajo, algunas más graves y violentas que otras. Es necesario- y urgente-crear un sistema de comunicación claro en las cocinas y restaurantes que establezcan límites y vias seguras, para poder contar lo que nos pasa. Si sos gastronómico ayudá a tus compañeras porque el silencio también es cómplice


¿Qué pasa en la gastronomía?

Desde Ni Una Menos en 2015 y Me Too en 2017, tanto en Argentina como en el mundo mujeres de distintos rubros se animaron a contar las violencias (físicas, sexuales, psicológicas, laborales) sufridas en distintos ámbitos. Hasta ahora, el rubro gastronómico es uno de los que más lejos está en términos de equidad de género y donde, tradicionalmente, más naturalizado está el maltrato.

"Me angustió mucho ver el video porque uno piensa que ya estas cosas deberían dejar de suceder y siguen sucediendo", relata Mona Gallosi, una de las primeras cantineras del país. Gallosi realizó la carta de coctelería de Cuadra Madre, la panadería de Núñez donde hoy trabaja Benedetti, a quien describe como "trabajadora sensata, dulce, ubicada".

"Cuando empecé no había mujeres en las barras. Entonces, los tipos hablaban en doble sentido, hacían chistes sexuales. Fue muy de a poco ir ganando el espacio, fue un trabajo. Para estar detrás de barra en su momento teníamos que demostrar mucho más que los varones", relata Gallosi. "Creo que si bien falta mucho, lo más importante hoy es que la gente se anima hablar. Eso a los cobardes que tocan el culo o que acosan sexualmente a los empleados va a hacer que lo piensen dos veces y el castigo les va a llegar también por parte de sus colegas", plantea Gallosi.

"Conozco el ámbito en el que trabaja Trini hoy: un espacio con una cabeza vanguardista, donde hay solidaridad, respeto e inclusión. Creo que encontró un lugar en donde se siente segura y eso la hace poder hablar desde otro lado", concluye.

"Cuando vi el video de Trini me dio asco, me puso la piel de gallina. Creo que las mujeres hemos pasado por eso en cualquier ambiente laboral y que pase en una cocina y con un colega me causó repugnancia", expresa Ale Temporini, cocinera especializada en alimentos sin gluten y parte del programa Como todo en Net TV.

"Creo que desde que empecé hasta acá, mucho mejoró: hay más mujeres en el rubro y se trabaja menos bajo presión. La cocina tiene que ser placer, no con presión. Hoy hay más espacios de apoyo y cocina compartida que cuando arranqué", repasa. "Falta concientizar todavía y que se entienda que el maltrato y el acoso no pueden existir como parte de un espacio de trabajo", agrega.

"Es un aprendizaje día a día. Romper esa estructura no es fácil: son personas que estaban acostumbradas a tratar de esa forma, a vivir de esa forma y hay que romper con eso. En ese sentido algo positivo es que las nuevas generaciones vienen con otra cabeza, sin estructuras, avanzando velozmente y enseñándonos mucho", destaca.

"Lamentablemente esto pasaba mucho en todos los ámbitos que solían ser muy machistas, y la cocina no estaba exenta: al ser lugares pequeños y de mucha tensión, se daba un montón. La verdad que a nadie le sorprende. Quienes trabajamos en cocina sabemos que es moneda corriente: el chiste sexual, el piropo, la cargada, cosas que estaban muy naturalizadas en la sociedad y por ende en las cocinas", explica Ximena Sáenz, prestigiosa figura de Cocineros Argentinos y El Gourmet.

Para Sáenz, un camino necesario para desnaturalizar este tipo de maltratos en las cocinas está en las capacitaciones de género en los restaurantes. "Creo que la educación es importante, porque todos estamos aprendiendo y deconstruyéndonos. En los Estados Unidos se hacen mucho en restaurantes y bares. En la Argentina es importante que se hagan cada vez más y en todo el país. Los dueños de los restaurantes tienen actuar con reglas claras por más mínimo que les parezca ese caso, ya sea un piropo o un comentario fuera de lugar", destaca.    

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