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Qué hacer en Río de Janeiro en 3 días de escapada de vacaciones

Tras dos años de restricciones, Río de Janeiro vuelve a brillar. Con menos turismo que en otros momentos del año, la ciudad carioca en invierno se deja recorrer y disfrutar a pleno y sin prisa. Qué hacer en tres días y dónde hospedarse.

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Viajar a Río de Janeiro siempre es un placer. Incluso, en vacaciones de inviernoPorque aunque los cariocas se abriguen y caminen con campera por la Atlántica, la avenida costera que se extiende por 4 kilómetros desde Leblon hasta Copacabana, los 20° que marca el termómetro de la calle son alegría suficiente para los argentinos que buscan escapar del frío.

Con menos turismo que en otros momentos del año, y sin las agobiantes temperaturas del verano, la ciudad carioca en invierno se deja recorrer y disfrutar a pleno y sin prisa.

Con la excusa de conocer el Sheraton Grand Rio, el único resort de la ciudad con acceso directo a la playa, El Cronista viajó a la 'cidade maravilhosa' para registrar cómo se recupera tras la pandemia una de las ciudades más visitadas -y amadas- por los argentinos.

El Sheraton Grand Rio, en Leblón, el único resort de la ciudad con acceso directo a la playa

Desde visitar el Cristo Redentor o subir al Pan de Azúcar al atardecer, las dos actividades más populares de la ciudad, a explorar un costado más natural y artístico en sus barrios, parques, centros culturales y museos, un resumen de todo lo que se puede hacer en la ciudad más maravillosa de Latinoamérica en sólo tres  días.

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Día 1: Check in + playa +  bicicleta por la Costanera

Desde el Aeroparque de Buenos Aires, un avión permite estar en menos de tres horas en suelo carioca. Los vuelos internacionales llegan al aeropuerto Galeão (el Santos Dumont es solo para nacionales), que se encuentra a unos 35 kilómetros del centro de la ciudad.

En hora pico, el viaje hasta el Sheraton demoró un poco menos de una hora. El hotel se encuentra estratégicamente ubicado en Leblon, uno de los barrios más encantadores de la ciudad, frente a la "Prainha do Vidigal". 

Hecho el check-in, cerca de las 10 de la mañana, la habitación ya está lista para usar. Amplia, súper luminosa, con una cama kilométrica, balcón y vistas alucinantes a la ciudad y el mar, es la mejor bienvenida que se puede tener.

El hotel es el único de la ciudad que tiene, literalmente, la playa a sus pies. Desde el área de piscinas (que tiene tres, y con agua climatizada) se puede bajar a la playa Vidigal. Es pequeña, con arena fina de color amarillo, muy pintoresca y un mar bravo, que se mezcla entre el verde y el azul. Se trata de una ubicación bastante exclusiva, ya que el único modo de llegar a ella es hospedarse en el hotel o tomar una escalera de 133 escalones desde la Avenida Niemeyer.

Las 538 habitaciones del hotel cuentan con vista al mar 

Casi que parece un all inclusive, pero no lo es: cuenta spa, cancha de tenis, gimnasio, sombrillas y reposeras en la arena y, además, cuatro restaurantes abiertos al público. A la hora del almuerzo, una de las opciones más elegidas es Casarão y funciona, básicamente, como un tenedor libre: uno puede servirse cuantas veces quiera de su barra de ensaladas, platos calientes y parrilla, donde la picanha es la estrella. El precio por persona ronda los 150 reales. 

Ya con el corazón y la panza llena, algunos optamos por salir a pedalear por la costa y otros a caminar. El hotel cuenta con bicicletas para sus huéspedes, y sino, en la ciudad funciona un sistema similar al de Buenos Aires con el sello del Banco Itaú.

Desde el hotel, cerca del posto 12 de Leblon, hasta la playa de Leme, en la punta de Copacabana, hay casi 10 kilómetros. El recorrido va siempre por una amplia bicisenda y es un placer para la vista: los chiringuitos, los cocos, las palmeras, las olas, los partidos de futvóley en la arena, la música, la brisa y el sol que cae y deja pasar sus últimos rayos a través de un morro.

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Día 2: Cristo Redentor + Parque Lage + cena francesa

El segundo día arranca con uno de los momentos más esperados... porque si de algo tiene fama Brasil, es de servir los mejores desayunos del mundo. Con dos salones, uno en la planta baja con un enorme menú buffet, y otro en el piso 26, exclusivo para los huéspedes hospedados en habitaciones de cierta categoría, las opciones son infinitas, caseras y todas ricas.

El día no pudo haber amanecido mejor: un sol radiante y ni una nube en el cielo. Clima ideal para ir a visitar el Cristo Redentor, una de las 7 Maravillas del Mundo Moderno, ya que si el día está muy nublado las nubes lo tapan no llega a verse en su totalidad.

El Cristo es la postal más famosa de Río. Subir el Cerro Corcovado y verlo frente a frente es realmente impresionante: una mole de 38 metros de altura y 1.200 toneladas de peso, con sus brazos abiertos, custodiando la ciudad.

La mejor manera de subir a la cima es con el Tren del Corcovado, que recorre en un bello paseo la floresta del Parque Nacional de Tijuca. El precio de la entrada es de 87,50 reales en temporada baja y 109,50 reales en temporada alta. Se pueden comprar online en https://ticket.corcovado.com.br/.

El Parque Lage abre todos los días de 9 a 17 (en verano hasta las 18) con entrada gratuita

Muy cerca de allí, ideal para combinar en el mismo día, se encuentra el Parque Lage, un oasis de paz y naturaleza para los locales, que en los últimos 5 años se popularizó entre los turistas.

En sus 52 hectáreas dentro del Parque Nacional de Tijuca, el Parque tiene senderos para perderse entre palmeras imperiales, lagos e islas artificiales, cuevas y acuarios. Lo más llamativo, además de su floresta, es su edificio principal: un palacete romano del siglo XIX que hoy alberga un restaurante y la Escuela de Artes Visuales del Parque Lage, que ofrece muestras, exposiciones y cursos.

Abre todos los días de 9 a 17 (en verano hasta las 18) con entrada gratuita. Por la pandemia y por protocolo, el ingreso al palacete está mediado por una reserva online gratuita que se puede hacer ahí mismo o mejor antes en http://eavparquelage.rj.gov.br/.

A la noche, para cerrar la jornada, en el Sheraton nos esperaba una reserva en el restaurante L'Etoile, galardonado como el mejor restaurante francés de Río en 2021. Se encuentra en el piso 26 del hotel, con una linda vista del mar y la ciudad iluminada, y recibe también a no huéspedes.

La propuesta gastronómica conjuga los mejores productos locales combinados con técnicas de la cocina francesa y fue creada por el chef Jean-Paul Bondoux. El menú incluyó palmitos y tartar de camarón; vieras con crema de maíz y moqueca; pulpo a la parrilla con frégula; y picaña con espuma de bearnesa y champiñones silvestres, maridados con vinos de España, Francia y Chile. El precio promedio del cubierto es de 400 reales por persona.

L'Etoile, elegido el mejor restaurante francés de Río en 2021

Día 3: Pan de Azúcar + IMS + noche carioca

Junto con el Cristo Redentor, el Pan de Azúcar es otro de los planes imperdibles de Río tanto para una primera vez como para quienes ya conocen la ciudad.

El Parque Bondinho Pão de Açúcar es uno de los más visitados de Brasil. Su principal atractivo es el teleférico más antiguo en funcionamiento del mundo, inaugurado en 1912, que nos transporta a una de las vistas más espectaculares de Río de Janeiro.

Cuenta con dos tramos y un área en el medio donde hay anfiteatro, confitería, locales comerciales, patio de comidas y hasta un museo sobre la impresionante construcción del teleférico y su modernización a lo largo de los años.

El tramo inicial del paseo tiene una extensión de 528 metros y conecta Praia Vermelha con el Morro da Urca, a 227 metros de altura. Luego, se puede tomar el segundo teleférico que en 750 metros llega al Pão de Açúcar, a 396 metros sobre el nivel del mar. Este punto ofrece una vista todavía más deslumbrante de Río, donde se pueden ver más de 20 playas, la Piedra de Gávea, la ciudad vecina de Niteroi, el Cerro del Corcovado, la Bahía de Guanabara, la Ensenada de Botafogo y el Aeropuerto Santos Dumont, entre otros lugares.

Ubicado en el coqueto barrio de Urca, funciona todos los días de 9 a 19 horas, con entrada permitida hasta las 18. La entrada para adultos cuesta 130 reales e incluye los dos tramos. Los niños de hasta 5 años no pagan. Se pueden adquirir en https://bondinho.com.br/parque.

El telérico funciona todos los días de 9 a 19 horas, con entrada permitida hasta las 18

Una opción de plan diferente y bien local en Río es visitar el Instituto Moreira Salles, un centro cultural en el barrio de Gávea que van a adorar los amantes del arte y la arquitectura.

El IMS se encuentra en la casa del embajador y empresario brasileño Walther Moreira Salles. La mansión fue diseñada por el arquitecto Olavo Redig de Campos y se convirtió en un hito de la arquitectura moderna de la década de 1950. El 1 de octubre de 1999 abrió sus puertas al público como Instituto Moreira Salles en Río de Janeiro (con sedes también en San Pablo y Minas Gerais).

En sus diferentes salas y habitaciones presenta exposiciones, películas y espectáculos, además de colecciones fijas e itinerantes de fotografía, música, literatura e iconografía. Para agendar, hasta el 9 de octubre de 2022 se podrá visitar "La hora de Clarice", un homenaje a la escritora y periodista ucraniana-brasileña Clarice Lispector.

La entrada es libre y gratuita. El instituto cuenta también con un exuberante jardín tropical diseñado por el paisajista Roberto Burle Marx y un café muy tranquilo, al lado de la piscina de la casa, ideal para pasar la tarde. La programación se puede consultar en su sitio web https://ims.com.br/unidade/rio-de-janeiro/.

El Instituto Moreira Salles, un centro cultural gratuito en el barrio de Gávea

Para cerrar el viaje, una noche auténticamente carioca en Casa da Cachaça, el restaurante del hotel ubicado al aire libre en la zona de piscinas frente al mar -el que mayor convocatoria tiene-, ideal para probar platos brasileños acompañados por las mejores caipirinhas. Para conocer info y tarifas del Sheraton Grand Rio se puede escribir a Reservas.Brasil@marriott.com.

Los números tras la pandemia

Después de dos años de restricciones impuestas por el Covid-19, sin carnaval ni cruceros, el turismo en Río de Janeiro, y Brasil en general, está recuperando su crecimiento. Según datos difundidos por Embratur, el instituto brasileño de promoción turística, casi un millón de turistas extranjeros llegaron al país en los primeros cuatro meses de 2022, es decir, un 60% más que todo el 2021, cuando se registraron 596.700 visitantes internacionales.


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