Turismo en las Islas Caimán: las playas del paraíso (fiscal)

Las tres islas caribeñas son parte del territorio británico de ultramar, como las Malvinas. Sus apenas 264 km2 de playas semivírgenes, que rankean entre las más bellas del mundo, son las preferidas de los fanáticos del buceo. Además, se las considera la capital gastronómica de la región.

Tal vez se conocen poco, pero hay mucho para decir sobre las Islas Caimán, ese territorio británico de ultramar  –mismo estatus que tienen las Malvinas- en aguas del Mar Caribe, más precisamente entre Cuba y Jamaica. Hoy, el 70 por ciento de los turistas llega a bordo de megacruceros que hacen escala por el día en su capital y puerto, George Town, que se encuentra en la isla principal, Grand Cayman. Quienes disponen de un poco más de tiempo llegan en avioneta –tras un vuelo de 40 minutos- hasta las otras dos joyas de la corona british en el área: Little Cayman y Cayman Brac.

Descubiertas por Cristóbal Colón durante su cuarto viaje exploratorio a América, en 1503, totalizan apenas 264 kilómetros cuadrados dignos de ser buscados con lupa en el mapa. Grand Cayman, la más grande del trío, tiene unos 60 mil habitantes; Brac, 2 mil, y Little C, tan sólo 170. Otras curiosidades que hacen las delicias de los rastreadores de datos de color: en el siglo XVII fueron refugio del célebre pirata Barbanegra, homenajeado en las cartas de los restaurantes y las tiendas de suvenires; entre sus habitantes no nativos conviven más de 140 nacionalidades; la vida religiosa es tan intensa que hay más de 250 iglesias, misas de más de tres horas y domingos con prohibición de consumo de alcohol hasta el mediodía; y la tasa de delitos es casi nula, por lo que la policía local no porta armas.

Sin embargo, acaso la data más interesante para la small talk de ocasión se vincula con el hecho de que Caimán es uno de los paraísos fiscales del mundo. En la isla principal hay más de 600 bancos -a razón de uno cada 100 habitantes-, pero la mayoría no brinda atención al público ni está a la vista, por obvias razones de confidencialidad.

También se dan otras ‘particularidades’, como que existen más de 40 mil empresas registradas en un solo edificio y unas 95 mil en toda George Town. Además, artículos de lujo como relojes y joyas se consiguen entre un 20 a 30 por ciento menos que en el resto del mundo, ya que están exentas de impuestos. Pero no es lo único: en Caimán los sueldos también son libres de tributaciones desde fines de 1700, cuando los locales rescataron a todas las víctimas de un naufragio británico, gesto que fue retribuido por Jorge III con una medida que eximió a los ciudadanos de las islas de pagar gravámenes de por vida.

 

Blancas, radiantes y a rayas

 

Pero la confidencialidad bancaria no es, desde luego, el único atractivo de las islas: sus playas paradisíacas tienen asistencia perfecta en el top 10 de los sitios especializados en turismo de alta gama. Partiendo desde su muy británicamente limpio y ordenado downtown con sus edificios coloniales pintados de celeste y rosa pastel, realizamos un recorrido de 20 minutos en una de las vans para 10 personas que, por u$s 2,5, brindan paseos personalizados que pueden pactarse en el momento mismo de levantar la mano. Es una buena manera de empezar a familiarizar el oído con el inglés que se habla en las islas, de fuerte acento caribeño.

Las cuatro manzanas principales del centro se minan de turistas cada jornada, cuando una media docena de megacruceros anclan en el puerto. Si bien la mayoría se suma a las excursiones de medio día, todos dedican un par de horas a cazar el diamante más bello en sus joyerías tax free. Sin embargo, el mejor tesoro de Caimán es su patrimonio natural, especialmente playas como Seven Mile Beach, que en realidad tiene menos de 5,7 millas de extensión de pura arena blanca y mar turquesa profundo, el más bonito del mundo luego de Bora Bora y Hawái, según una encuesta reciente. Allí no faltan, desde luego, las cadenas de hoteles más lujosos y los bulliciosos huéspedes con mojito en mano. Pero quien se aleje un poco, enseguida encontrará arenas más solitarias, íntimas, relajadas… E incluso más bellas. Lejos de las canoas, las sombrillas, los protectores solares y la música permanente de los all inclusive, el viajero sensible comprenderá por qué es una de las mejores orillas del mundo.

La invitación a nadar con mantarrayas suena a aventura exclusiva para intrépidos, pero los coordinadores de Red Sail Sports aseguran que es una experiencia de lo más popular… Y segura. Un bote nos lleva hasta Stingray City pero, antes de llegar a destino, se empiezan a divisar unos puntos negros bajo las aguas cristalinas. Son las primeras rayas, que acompañan con su nado suave la embarcación. Cuando nos indican, bajamos por la escalerilla. El agua es cálida y llega hasta la cintura. Pronto, ellas se empiezan a acercar, como si se tratara de cachorritos en busca de mimos. Los guías, que las llaman por su nombre y las distinguen hasta por su carácter, las toman con facilidad para que los turistas podamos tocarlas, obedeciendo una breve lista de consejos para evitar sobresaltos. Su piel es suave, blanda y resbalosa. Al principio, cuesta sonreír con naturalidad para las cámaras. Pero luego de un (buen) rato, la experiencia se torna placentera y la foto, muy instagrameable.

 

Un día para recordar

Con barreras de coral, barcos hundidos, tortugas marinas y -con suerte- tiburones, Little Cayman es la meca para los buceadores y amantes del esnórquel y otras actividades acuáticas. Si la idea es coordinar un recorrido por tierra, apenas un día basta para saldar la visita a los tres hot spots obligados: Starfish Point, una playa tranquila llena de estrellas de mar en sus orillas (atención: se las puede tocar pero no sacarlas del agua, ya que se sofocan y mueren al instante); Crystal Caves, una cueva repleta de estalagmitas, estalactitas, más un lago subterráneo; Rum Point, en el extremo norte, sitio ideal para comer, beber y relajarse disfrutando del mejor atardecer isleño.

La jornada merece finalizar con una cena en George Town: las Islas Caimán son consideradas la Capital Culinaria del Caribe por lo que, pese a que muchos huéspedes elijen desayunar o comer en sus hoteles, la gran mayoría de los turistas planifica cuidadosamente sus reservas en algunos de los más de 200 restaurantes de comidas típicas o propuestas gourmet que se concentran en la capital insular.

 

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