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El día después de la sequía: cómo se levantará el campo tras tres años para el olvido

Los informes climáticos dan por terminado el fenómeno, pero quedan consecuencias. Cómo se levantará el campo argentino después de una de las temporadas más difíciles. Análisis a fondo.

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La sequía 2022/2023 quedará impresa en los libros escolares, grabada en la retina de los productores y en los bolsillos de la economía nacional como "la peor de la historia argentina".

De acuerdo a la Mesa Nacional de Monitoreo de Sequías, en diciembre de 2022 el área en situación de sequía había alcanzado un récord de 175.125.098 hectáreas, número que representa el 62,7 por ciento de la superficie total de la Argentina continental.

Como es de esperar, con casi dos de cada tres hectáreas del país afectadas por el déficit hídrico, la enorme mayoría de las producciones agropecuarias se vieron dañadas, en mayor o menor medida. Ya para febrero de este año, la Mesa estimaba que casi la mitad del stock bovino estaba en riesgo, así como también, más de 11 millones de hectáreas cultivadas.

Si bien los informes climáticos dan por terminada la sequía, cabe preguntarse por qué se dio esta situación única y atípica, qué consecuencias generó en el agro y cómo se levantará el campo argentino.

En septiembre de 2020 comenzó el primer episodio triple de "La Niña" del siglo XXI.

En la Argentina, la presencia de "El Niño" está asociada a precipitaciones y temperaturas dentro del promedio histórico, mientras que por el contrario, "La Niña", tiene una estrecha relación con la falta de lluvias y temperaturas por encima de lo normal.

Un informe de la Organización Meteorológica Mundial asegura que en septiembre de 2020 comenzó el primer episodio triple de "La Niña" del siglo XXI, generando que gran parte del territorio argentino quede atrapado en tres años consecutivos de sequía.

Con este, el suelo fue perdiendo humedad mes a mes. Para mediados de 2022, las raíces de los trigales ya no encontraron agua ni en la tierra, ni en el cielo. Los bebederos de los animales, las lagunas y los arroyos se secaron. Y las pocas lluvias aisladas no pudieron reponer las reservas hídricas.

A este combo explosivo, febrero de 2023 le dio la estocada final: récord de temperaturas, tanto mínima como máxima.

Un golpe a la economía

Según datos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), en el inicio de la campaña fina 2022/23 se proyectaba una producción nacional de trigo de 20,5 millones de toneladas, pero las condiciones climáticas derrumbaron rápidamente ese volumen y sólo se pudo cosechar 12,4 MTn, un caída del 54 por ciento (-9,4 MTn) en relación a la campaña anterior. En cuanto a los granos gruesos, la primera estimación calculaba una producción de maíz de 50 MTn y una cosecha total de soja de 48 MTn.

Sin embargo, la última estimación disponible de la Bolsa indica que la producción de maíz se reduciría a 36 MTn, disminución interanual de 30,8 por ciento (-16 MTn); y la de soja fue recortada a 22,5 millones de toneladas, una baja del 49 por ciento (-20,8 MTn) comparado a la campaña anterior.

Sumando estos tres cultivos (trigo, maíz y soja), la campaña agrícola argentina 2022/23 ya acumula pérdidas productivas por más de 46,2 MTn, con la salvedad que aún resta cosechar el 72 por ciento de la superficie apta de soja y más del 82 por ciento de la del maíz.

Yendo al análisis económico y, de acuerdo a las estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), las pérdidas de la sequía en la campaña agrícola 2022/23 ya superó los US$ 14.140 millones para soja, maíz y trigo.

La campaña agrícola argentina 2022/23 ya acumula pérdidas productivas por más de 46,2 MTn, con la salvedad que aún resta cosechar el 72 por ciento de la superficie apta de soja y más del 82 por ciento de la del maíz.

Según datos del Indec, el año pasado las exportaciones de estos tres complejos generaron un ingreso de divisas al país por más de US$ 39.140 millones (más del 44 por ciento de las ventas totales de la Argentina al exterior en 2022).

En las actuales estimaciones privadas, ese número se reduciría a US$ 21.740 millones para el año en curso, es decir, que la sequía generaría una pérdida en las exportaciones por más de US$ 17.400 millones.

Como los Derechos de Exportación están atados a las ventas al exterior, el Estado nacional también sufriría un golpe en su recaudación tributaria. Las arcas del Estado dejarían de recaudar más de US$ 2300 millones. Si a esta proyección se le suman los otros impuestos que paga el sector productivo, la recaudación tributaria sufriría una caída superior a los US$ 6000 millones.

El agro argentino encara esta campaña 2023/24 con enormes necesidades y desafíos. La primera de ellas, indispensable para divisar un horizonte, es la disponibilidad de agua y el resto de las condiciones climáticas.

Suponiendo que se concreten los actuales pronósticos, favorables para el ciclo productivo, la segunda clave del futuro agrícola será la financiación. El campo necesitará financiar más de US$ 2400 millones para sembrar trigo y, si se considera toda la campaña agrícola 2023/24, el número asciende aproximadamente a los US$ 14.000 millones.

Semillas

Pensando en la actual campaña, Los Grobo Agropecuaria (LGA) lanzó a fines de abril dos nuevas semillas de marca propia, el híbrido de maíz "Grobo 1924 THS" y una nueva variedad de trigo "Grobo Juramento". Para la fina, lo novedoso de este trigo además de sus características específicas, es que tendrá un tratamiento de semilla directamente en origen, combinando la eficacia de la Trichoderma, con otros productos bioestimulantes, PGPR y micronutrientes, para incentivar el desarrollo radicular, la sanidad y el rendimiento.

Esto implica que el mercado de semillas fiscalizadas de la Argentina, uno de los más reconocidos a nivel mundial por su genética de punta, se agrande y ofrezca mayores soluciones a los productores.

"Nuestro plan es seguir adelante, con nichos de oportunidad y buscando alianzas estratégicas en las distintas regiones donde estamos presentes, para ofrecer lo mejor para el productor argentino", señala Enrique Flaiban, CEO de Grupo Los Grobo.

Atendiendo a la necesidad de financiación del sector, Flaiban comenta además que, si bien aún no se dio a conocer a nivel nacional, "el grupo firmó un acuerdo con Shell para el canje de granos por insumos o combustible, y que ya está funcionando en algunas zonas de La Pampa, oeste de Buenos Aires y norte y sur de Córdoba".

Pero si se habla de trigo, es necesario conocer la posición de Syngenta que, tras la adquisición de Nidera, cuenta el portfolio más sembrado en el país. "Hoy contamos con las variedades más competitivas del mercado y de todos los ciclos productivos. Ser la marca número uno en trigo, un cultivo tan importante para la economía argentina y la alimentación mundial, nos llena de orgullo", indica Francisco López Aufranc, director de Syngenta Semillas LAS.

Uno de los interrogantes de la campaña tras la debacle productiva del 2022, es la disponibilidad y calidad de las semillas.

En este sentido aclara que "esto también representa la gran responsabilidad de seguir invirtiendo en nuevos y mejores materiales, por eso en este contexto, estamos trabajando fuertemente con nuestra red de multiplicación para asegurar el abastecimiento de semilla de primera multiplicación de calidad para los productores". Este dato no es menor, teniendo en cuenta que uno de los interrogantes de la campaña tras la debacle productiva del 2022, es la disponibilidad y calidad de las semillas.

Sobre inversión y uso de tecnología, López Aufranc explica que los productores están buscando financiamiento, pero no ven menos uso de tecnología: "Prevemos una campaña muy financiada y estamos dispuestos a ajustarnos a las necesidades del productor, en términos de líneas de créditos. En un año en donde la liquidez puede escasear, seguiremos acompañando a los productores en los desafíos de la campaña como lo venimos haciendo".

Fitosanitarios y fertilizantes

Para el caso de los fitosanitarios y fertilizantes el dato positivo es que, dependiendo del caso, reportan una baja entre el 35 y el 50 por ciento en sus precios en dólares comparado al año pasado, momento en que la incursión bélica de Rusia en Ucrania había generado alta volatilidad en el mercado. Esto mejora la ecuación insumo/producto y, por ende, permitirá que los esquemas productivos puedan ser más ofensivos que defensivos, aún en una situación económica compleja.

Juan Lariguet, presidente de Corteva Agriscience Cono Sur, señala que "los productores quieren producir, esa es la lógica que prima en el campo, con lo cual nuestro compromiso es seguir innovando y acercando soluciones accesibles, con paquetes tecnológicos simples y eficientes, que realmente contribuyan a mejorar rindes y productos".

"Luego de una década de trabajo, en 2021 lanzamos en la Argentina la tecnología Enlist, un revolucionario sistema para el manejo y control de malezas en el cultivo de maíz y de soja. Enlist es un verdadero punto de inflexión para la producción, ya que representa el despliegue completo de una forma más sostenible de producir cultivos extensivos", agrega.

Una de las claves del futuro agrícola será la financiación.

Cabe destacar que Corteva fue uno de los impulsores del programa Sembrá Evolución, un nuevo modelo de negocios de la industria semillera que brinda a los productores un acceso permanente a los últimos avances en genética y biotecnología, con beneficios especiales. "Estas acciones son importantes porque si no se preserva la propiedad intelectual de la tecnología en la cadena de comercialización, no hay incentivo a las empresas para invertir en investigación y desarrollo y, por ende, no hay soluciones a los contextos que afrontamos", reflexiona Lariguet.

Desde Surcos, empresa global de formulaciones con nanotecnología, el CEO de la empresa, Sebastián Calvo, considera que "la impronta que tiene el productor argentino es el dato más significativo para pensar en un horizonte. De ahí sale la capacidad que tiene de revertir situaciones difíciles, como fueron los 3 años de sequía. Esa resilencia que adquirió en las crisis es lo que se pone en juego con la nueva campaña".

En relación a la financiación, Calvo asegura que si bien esperaban toparse con una cadena de pagos cortada, "hasta el momento no encontramos problemas graves", al tiempo que aclaró que "si bien se verá cada caso en particular, indudablemente la sequía va a repercutir en un manejo más defensivo, con el uso de productos con precios ajustados".

Por estos motivos desde Surcos se preparan para atender las necesidades de los productores para esta campaña fina "con una financiación larga de dos opciones, en dólares o en pesos, más el uso que otorga el crédito de las tarjetas agropecuarias", apuntando "a tener la mayor disponibilidad de productos para los cultivos de invierno", destaca.

Seguros

Los seguros agrícolas serán condición sine qua non de la campaña, sobre todo, pensando en alguna necesidad de resiembra. Pero serán el clima y los créditos comerciales los que definirán gran parte de la actual campaña agrícola.

Por ello, como respaldo para esas líneas de financiación, existe el seguro de crédito que le permite a las empresas proveedoras de insumos cubrirse en caso que la campaña no resulte.

"El seguro de crédito cubre las cuentas por cobrar, es decir, todas las ventas que hacen en general los proveedores de insumos para el agro, que venden a plazos de 180 o 365 días. Si no cobran esa venta a plazo, nosotros cubrimos entre el 85 y 90 por ciento del monto de la factura", explica Alejandro Demes, gerente Comercial Crédito de InSur.

Un dato no menor es que la compañía cubre los dólares que figuran en la factura, al tipo de cambio oficial. "Históricamente el agro se ha apoyado mayormente en el crédito comercial que en el crédito bancario y, de hecho, en este último tiempo ese porcentaje ha crecido significativamente. Por eso creemos que tenemos un seguro adaptado a la coyuntura", subraya el gerente.

Los seguros agrícolas serán condición sine qua non de la campaña.

"Una de las claves del producto está en la calificación crediticia de cada uno de los compradores del tomador del seguro, es decir, los productores agropecuarios, comercios o distribuidores. Al calificarlos, ya estamos dando, más allá de una cobertura, una opinión de crédito profesional sobre un cliente nuevo o uno histórico", agrega Demes.

Economías regionales

Como ya se mencionó, el impacto de la sequía no solo repercutió en la producción agrícola, sino que por el contrario, la ganadería, la agricultura familiar y las economías regionales también sufrieron las consecuencias.

El Grupo Ledesma es una de las empresas más importantes del país que reúne a gran parte de estas actividades, como puede ser la producción sucroalcoholera (azúcar y bioetanol), ganadería, cítricos (especialmente naranjas) y hasta papel.

Eduardo Nougués, director de Asuntos Institucionales y Legales de Ledesma, indica que si bien la cantidad de caña de azúcar molida bajó en 2022 respecto de 2021 y que este año se espera un volumen similar, gracias a las inversiones que hizo Ledesma en tecnología de riego pudieron morigerar los efectos de la sequía, con lo cual tuvieron menor cantidad, pero más de lo que habrían tenido si lo no hubieran hecho.

Sin embargo, más allá de la coyuntura de la sequía o el "dólar agro", Nougués afirma que "el sector sucroalcoholero todos los años realiza fuertes inversiones en el campo y las fábricas y no mira si el año es electoral o seco. En la zafra pasada, Ledesma invirtió alrededor de US$ 27 millones y este año duplicaremos ese número".

Un tema que sí preocupa al sector sucroalcoholero es el curso que le pueda dar el Gobierno nacional a la nueva fórmula de precio del bioetanol, un biocombustible esencial para la matriz energética y ambiental de la Argentina. "Eso es clave para planificar la zafra que está comenzando. El bioetanol es una fuente de energía renovable, es un combustible verde que sustituye importaciones de petróleo, es favorable ambientalmente porque reduce la emisión de gases de efecto invernadero y es una respuesta concreta a la lucha contra el cambio climático", sentencia Nougués.

Para Jorge Rocchia Ferro, presidente de la Azucarera Los Balcanes, "el problema grave de los biocombustibles es que no se están ajustando a normas de una ley dictada y aprobada, que dice que tiene que haber una fórmula donde hay un costo más un beneficio razonable. El precio de eso estaría dando más o menos $ 180, cuando la importación está en $190, o sea, estamos bajo el nivel de importación".

El impacto de la sequía no solo repercutió en la producción agrícola, sino que por el contrario, las economías regionales también sufrieron las consecuencias.

"Nosotros sustituimos importaciones y tenemos un precio deprimido alrededor de $ 150" comenta el industrial, pero se mostró positivo sobre el futuro: "Ya se va a aplicar la fórmula. Cuando se aplique, recuperaremos el terreno perdido".

"Las perspectivas del sector azucarero son excelentes. El bioetanol es el combustible que se va a usar en los próximos 15 años y, cuando el sector tenga un poquito mejor marketing y mejor llegada a la información, le vamos a poder demostrar a la gente, por ejemplo, que habla del litio, que se olvida que el bioetanol hoy está en el 12 por ciento del auto que están manejando", analiza Rocchia Ferro.

Más allá de que el futuro productivo del país esté atado a muchos factores como el clima, las inversiones que los productores puedan concretar, el acceso a los insumos en tiempo y forma, los cambios en la macroeconomía y la cotización internacional de los commodities agrícolas, entre otros; el campo argentino está en condiciones de transformar esos US$ 14.000 millones de inversión en trigo, maíz y soja en casi US$ 40.000 millones por exportaciones.

La ecuación es simple. Por cada dólar que se invierta solamente en estos cultivos se podría generar casi tres de ingresos para el país, sin contar el resto de las producciones agropecuarias como las economías regionales, ni el flujo laboral que se origina en la matriz productiva de cada provincia.

Solo restará saber, en un año electoral, qué recursos se le facilitarán a la comunidad agropecuaria para plasmar dicha inversión en una ganancia neta para el país.

Esta nota se publicó originalmente en el número 353 de revista Apertura.

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