Ribeiro, a punto de cerrar un acuerdo con bancos para renegociar su deuda

Mientras Garbarino avanza en su venta, Ribeiro firmará esta semana un acuerdo con los bancos para presentarles un plan de pagos, por una deuda de unos $ 800 millones. La empresa familiar busca sortear la crisis

La fuerte y extendida caída del consumo de electrodomésticos, en un contexto de altas tasas financieras, dejó a más de una cadena en la cuerda floja.

Mientras Garbarino  avanza en la venta de su empresa al fondo Inverlat, dueño de Havanna, Fenoglio y Reef, entre otras; Musimundo  cerró locales y una de sus licenciatarias, Carsa, no logra salir a flote tras haber cerrado su concurso, Ribeiro está a punto de firmar un acuerdo con bancos que le permita avanzar en una propuesta para renegociar su deuda.

La empresa familiar, nacida en 1910 en San Luis, busca renegociar el pago de unos $ 800 millones que adeuda a entidades bancarias. Para hacerlo, hace unos meses contrató a una de las grandes auditoras internacionales, según confiaron a El Cronista fuentes del sector. En esta semana estaría cerrando el acuerdo con los bancos, lo cual le permitiría avanzar en la presentación de una propuesta para refinanciar pagos.

"El sector está muy complicado; lleva 20 meses de caída en ventas, con tasas de interés imposibles, sin fondeo. Garbarino avanza en su venta; Musimundo se achicó, tras la crisis de Carsa. Y Ribeiro busca renegociar", graficó una fuente consultada.

Según datos de GfK, la venta de electrodomésticos cayó casi 25% en unidades el año pasado. La fuerte baja comenzó a notarse a partir de mayo de 2018, cuando el dólar comenzó a dispararse y no hizo más que agravarse desde entonces, con nuevas subas de la divisa norteamericana y alza de las tasas financieras.

En junio pasado, Ribeiro había pedido el Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC), aprobado por el Gobierno por seis meses, y luego extendido por tres más. Intentó sortear la crisis con el cierre de locales ubicados en ciudades donde tenía más una sucursal y en localidades de menor población, que no le eran redituables, en un contexto de fuerte caída de las ventas por pérdida, para reducir el peso de los altos costos fijos. Así, bajó las persianas a 20 sucursales, hoy cuenta con 63.

En su balance anual cerrado al 30 de junio pasado, la empresa informó un pérdida integral del ejercicio de $ 1345,3 millones, frente a $ 190,69 millones de un año antes. Por préstamos, sumaba a esa fecha un pasivo de $ 803,9 millones. En el trimestre de julio a septiembre de 2019, el rojo integral fue de $ 456 millones, según informó a la Comisión Nacional de Valores (CNV).

Según datos del Banco Central, Ribeiro había registrado 203 cheques rechazados desde octubre, por $ 233 millones, de los cuales ya abonó 116 por $ 110,1 millones, casi la mitad. "La empresa se encuentra gestionando satisfactoriamente el pago y/o reemplazo de los cheques rechazados", informó hace 10 días a la CNV.

Con respecto a sus deudas, en el Banco Central figuran $ 954,2 millones, en su mayoría con entidades bancarias y calificadas como "en situación normal", es decir, sin riesgo. Gran parte de ese dinero es el que hoy está a punto de comenzar a renegociar. Apenas $ 19,1 millones con una entidad son calificados como "con problemas", es decir, de riesgo moderado.

La empresa familiar, que está a punto de cumplir 110 años y en su larga historia logró sortear con éxito los difíciles vaivenes argentinos, busca ahora sobrevivir a la última gran crisis del país, la que más la golpeó.

CAÍDA DEL CONSUMO

El sector de electrodomésticos cerró por segundo año consecutivo en caída, ante la pérdida de poder adquisitivo, el costo de la financiación y la inflación en general, que cerró en 53,8%.

El año pasado, el retroceso fue de un 25% en unidades, según GfK, baja que se suma a la caída de 12% en 2018. La disminución no había sido mayor gracias al buen desempeño del sector en el primer cuatrimestre de ese año, antes de que comenzara a dispararse el dólar.

Los televisores y las notebooks fueron los productos que registraron una mayor caída en 2019, ambos en torno al 40%. Los primeros, porque se comparan con 2018, año del Mundial de fútbol de Rusia, evento que sirvió para que las ventas de este producto fueran casi estables, con apenas una leve baja de 2%, en virtud del retroceso post Copa. Las notebooks porque, al ser importadas, se volvieron demasiado caras para los argentinos, que perciben salarios en pesos, ajustados además por debajo de la inflación. Como consecuencia, hubo además menos modelos en oferta.

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