Coca-Cola no se va pero su reorganización refleja la pérdida de relevancia del país
El anuncio de un nuevo CEO era inminente en abril. Se pospuso; el coronavirus fue oportuno. La pandemia, también, aceleró un cambio, que derramó de casa matriz: una reorganización global, que creó la división América latina y la mudanza de la cabeza de las operaciones de Coca-Cola en el Sur de la región de Buenos Aires (desde donde se comandaban históricamente) a Brasil. "El presidente de las operaciones Sur será anunciado más adelante", señaló la compañía. Pero ya no tendrá oficina en la moderna y colorida sede de Saavedra. La filial, de hecho, sigue sin tener un número uno confirmado.
Coca-Cola no se va de la Argentina. Pero el país perdió relevancia en su mapa global, producto de los desaciertos del gobierno anterior -durante el cual la empresa invirtió u$s 1000 millones- y el horizonte difuso (o nítido, según cómo se lo mire) que ofrece el actual.
Hace tiempo que Coca-Cola no destapa felicidad en la Argentina. En abril del año pasado, asumió Evangelina Suárez. Venía de Perú. Reemplazó a José María Cagliolo, quien manejó la operación dos años, tras una larga carrera en América latina. Cagliolo fue el primer CEO argentino, en décadas, de la filial. Dejó la compañía. La gestión de su sucesora -también, argentina- resultó efímera. Inesperadamente. El 11 de julio de 2019, a tres meses de su asunción, Suárez formalizó su renuncia como gerente general de Servicios y Productos para Bebidas Refrescantes, la SRL detrás del lado Coca-Cola de la vida.
Primera mujer en conducir a la empresa en el país, Suárez tomó una decisión inconsulta, que la sobreexpuso en lo personal; pecado sin absolución para los valores organizacionales predicados desde Atlanta, Georgia. Mientras Suárez se reinsertaba en Google, en Saavedra desembarcaba Luisa Ortega. Española, con 14 años de experiencia en SC Johnson, secundaba al entonces presidente de Coca-Cola South Latin, el brasileño Joao Ramires. Ejecutó un ajuste que recayó con fuerza en el área de Marketing y se cobró a más de una docena de ejecutivos históricos de la filial.
Quienes conocen la interna cuentan que Ramires buscaba, desde hacía tiempo, que Brasil se hiciera sentir de verdad en la filial argentina. Ahora, todo el Cono Sur se manejará desde Brasil, donde reportará a Henrique Braun (foto), quien preside la división de América latina, una de las nueve unidades regionales que creó la reestructuración. Ramires, por su parte, estrenó otra tarjeta: Global VP O2O Digital Transformation. El interinato de Ortega tuvo premio: la presidencia de operaciones en América central.
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