En expansión

Se quedó sin trabajo en 2001, pero su fuerza lo llevó a exportar a Uruguay y Bolivia: factura $ 450 M

Se trata de Alfonso Bonfiglio, cofundador de la firma para productos de la construcción Anclaflex. Hoy su empresa emplea a más de 130 personas.

Emprender en medio de una crisis y después de los 50 años es posible. Así lo demuestra la historia de Alfonso Bonfiglio, cofundador de la firma para productos de la construcción Anclaflex.

Todo comenzó en 2000, cuando trabajaba para el grupo belga Etex, dueño de marcas como Durlock, y en medio de una reorganización Bonfiglio quedó desempleado. Varios ejecutivos como él, con más de 20 años en la multinacional, se vieron sin trabajo en ese contexto. La respuesta fue empezar algo nuevo. "Yo era un bicho de relación de dependencia. Nos tocó emprender por necesidad", recuerda y menciona que en ese momento se juntó con otro exempleado de Etex, Ricardo Flores, junto con quien armó un plan de negocios con una solo página y un único objetivo: sobrevivir.

El momento era complicado, pero contaban con una carta a su favor. La experiencia de tantos años en una multinacional les daba conocimiento de la industria y, sobre todo, los contactos para arrancar. "Nos había enseñado disciplina. Ese año preparé el presupuesto proyectando que íbamos a tener cero ventas durante el primer mes, y pusimos por escrito lo que teníamos que hacer durante el primer año para llegar al equilibrio. Aprovechamos la vivencia de la multi y lo combinamos con la cintura que te da una PyME", reconoce el cofundador y apunta que para empezar cada socio aportó u$s 15.000 propios.

Alfonso Bonfiglio, cofundador de la firma para productos de la construcción Anclaflex. Fotos: Patricio Pérez.

Iniciaron con un pequeño local y una máquina. La idea era hacer masillas a partir de una fórmula que surgió del prueba y error junto a un químico y del feedback de los clientes. "Muchas de las inversiones e ideas nacen porque vas sintiendo que hacés bien las cosas. Pero a eso siempre hay que agregar datos y rigor. Cuando comenzamos sabíamos que en ese momento el 50% de las masillas eran importadas, era el uno a uno. Vimos una oportunidad de copiar la masilla importada y tratamos de descubrir la fórmula. El objetivo era estar preparados porque el uno a uno iba a explotar", recuerda el emprendedor que en ese momento contrató como único empleado a su hijo de 18 años que hoy es el CEO de la compañía, Emiliano Bonfiglio.

De a poco fueron sumando más productos y en cuatro años cambiaron cinco veces de local. Finalmente se establecieron en una planta en La Reja, Moreno, donde todavía están hoy con 4500 metros cuadrados. La cartera se completó con pisos, pinturas, productos de construcción en seco y revestimientos plásticos para exterior en conjunto con Sherwin-Williams. Pero el core sigue siendo la masilla para placa de yeso.

Las ventas se canalizan a través de distribuidores y hoy están en más de 800 puntos de venta. Pero mantenerse no fue fácil. "Una vez un retailer grande, que representaba el 40 % de nuestra facturación, nos pidió bajar los precios. Pero no negociamos la calidad. Dijimos que no y los perdimos como clientes. Pero después usé esa batalla para ir a hablar con los distribuidores y dejamos en claro cuál iba a ser nuestra política", asegura.

Ahora sus productos también llegan a Uruguay y Bolivia. El negocio de exportación representó el 12 % de la facturación el año pasado ($ 450 millones). Para este año, proyectan $ 750 millones.

Pese a haber cerrado la fábrica durante dos meses por el ASPO, la firma invirtió $ 50 millones en su nueva planta de General Rodríguez, lo cual le permitirá duplicar su producción en 2021. La mudanza está prevista para mitad de año.

En cifras

  • Fundación: 2001. 
  • Inversión inicial: u$s 30.000. 
  • Facturación 2020: $ 450 millones. 
  • Cantidad de empleados: 132.

La versión original de esta nota se publicó en el número de abril (328) de Revista Apertura. 

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Comentarios

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  • AOS

    Antonio Osvaldo Stang

    19/04/21

    El número que más me emociona, 132. Felicitaciones.

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