Doble indemnización: empresas ya habían adelantado despidos por temor a la medida

Desde el 27 de octubre hasta la asunción de Alberto Fernández, las grandes firmas sumaron unos 1000 despidos previendo que sería más complicado concretarlos con el nuevo gobierno.

Desde que Alberto Fernández esbozó, la misma noche del 27 de otubre, la idea de un pacto social, en el que las empresas deberían sostener un congelamiento de precios y evitar despidos, el fantasma de la doble indemnización reapareció entre las grandes firmas.

Y como anticipó El Cronista en noviembre pasado, distintos pesados de la economía local, como Arcor y Ledesma, y  multinacionales como Unilever, 3M y Kimberly-Clark, avanzaron en el cierre de una decena de plantas.

Ninguna de estas empresas reconoció, naturalmente, haber acelerado los tiempos por la inminencia del anuncio gubernamental. Las "razones oficiales" invocadas para estas decisiones fueron "el reordenamiento del negocio, la búsqueda de sinergias o, en última instancia, el impacto mismo de la crisis" que dejó el gobierno de Mauricio Macri

Lo cierto es que el ajuste implicó la desvinculación de unas 1000 personas en esas compañías. Pero no fueron las únicas: la plataforma de venta de pasajes Despegar recortó 80 puestos y una gran gasífera, unos 50 de su plantel administrativo.

Así, por ejemplo, en el caso del gigante azucarero, Ledesma, el cierre de su planta en San Luis, donde trabajaban 85 operarios, el reordenamiento "respondió a la caída en el consumo del papel encapado (...) y, como consecuencia de lo anterior, a la decisión de reorientar la producción hacia el papel natural en Jujuy", según informaron desde la empresa de los Blaquier.

En la misma línea fue Unilever al informar el cese de su elaboradora de aderezos en La Rioja (120 personas). "Esta es una medida de última instancia, que se toma con suma responsabilidad, luego de haber analizado y agotado todos los cambios y adaptaciones en otros aspectos de la operación", subrayaron. 

Cuestión de tiempos

Según explicó un abogado de negocios a este medio, algunas compañías optaron por tomar una decisión mientras en el poder estuviera el "pato rengo" como se conoce al Presidente que culmina su periodo de gobierno sin posibilidad de continuidad.

Sin embargo, no pocas tenían la convicción de que con el kirchnerismo nuevamente en el poder sería mucho más costoso ejecutar un ajuste.

Agrega un factor adicional en la cuenta regresiva hasta el 10 de diciembre: una resistencia sindical algo más laxa. "Los gremios están tranquilos. No quieren aparecer boicoteando la transición", describe.

El sector autopartista

Un sector particularmente afectado fue el autopartista donde, además de la alemana 3M, bajaron persianas la italiana Brembo y la francesa Faurecia.

En este caso, al margen de la caída de actividad -la producción de autos, este año, apenas superará las 300.000 unidades, contra 470.000 de 2018-, también inquieta la incertidumbre sobre el Mercosur habida cuenta de la fría relación entre Bolsonaro y Fernández.

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