Hong Kong puede ser parte de una negociación entre China y EE.UU.

El presidente estadounidense podría aprovechar una polémica ley de extradición en pleno debate en la legislatura como excusa para revocar el status comercial especial que tiene la ciudad  

El presidente estadounidense podría aprovechar una polémica ley de extradición en pleno debate en la legislatura como excusa para revocar el status comercial especial que tiene la ciudad

Es difícil saber qué pesadilla desagrada más al partido comunista chino. Si Donald Trump o la mayoría del electorado de Hong Kong que vota a candidatos pro democracia en las elecciones locales.

A los ojos del partido, el presidente de EE.UU. es un adversario impredecible no muy de fiar, pero también alguien que piensa que está actuando en beneficio de su país. Pero peor que éso es gran parte del pueblo de Hong Kong. Tienen nacionalidad china pero se niegan a reconocer que el partido y el país son una unidad, y les molesta la intromisión del primero sobre "el alto grado de autonomía" que tiene Hong Kong.

El domingo, cientos de miles de residentes de Hong Kong, quizás más de un millón, marcharon en rechazo a una ley de extradición que por primera vez permitiría a cualquier persona en el territorio sea enviada a China si es acusada de determinados delitos.

Ayer miles se reunieron en la legislatura de Hong Kong y trataron de evitar que los legisladores debaten el proyecto que será votada el 20 de junio.

La aprobación de la ley de extradición sería vista como otra señal de que el presidente de China Xi Jinping ignora la opinión pública de Hong Kong en temas que según su administración están relacionados con la soberanía. Los funcionarios del partido comunista no tienen problema cuando se trata de transmitir tales señales. Pero en el caso de la ley de extradición, podrían lamentar la iniciativa.

El factor desconocido en este caso es, otra vez, Trump. El mes pasado el presidente cambió lo que los funcionarios chinos creían que era un acuerdo comercial sellado. Le negó a Huawei, el mayor fabricante chino de telecomunicaciones 5G, acceso a componentes y tecnologías estadounidenses.

Según una ley de 1992, Washington considera a Hong Kong como un territorio aduanero separado. Cualquier medida de Trump para derogar esa distinción podría ser desastroso para Hong Kong aunque sea "un paradigma de lo que EE.UU. aún espera ver algún día del otro lado de la frontera" en términos de libre flujo de capital, bienes y servicios, según Simon Pritchard de Gavekal Research.

Pero tal como descubrieron los funcionarios chinos en año pasado, nada es sagrado para el líder estadounidense a la hora de juntar fichas que él cree que puede cambiar por efectivo durante el curso de una negociación. Si alguien quiere presionar a Hong Kong, ése es Trump.


 

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