¿El jefe de Corea del Norte puede ser un promotor del desarme?

Kim Jong Un normalmente inspira temor o ridículo en el mundo exterior. ¿Pero podría el corpulento dictador norcoreano tener otros intereses más allá de su predilección por asesinar parientes y por probar armas nucleares? ¿Podría ser un reformador secreto que está realmente decidido a promover un desarme y la paz?

En sus diferentes formas, tanto Donald Trump como Moon Jae-in, los presidentes de EE.UU. y Corea del Sur, están apostando fuertemente por la idea de que Kim es de hecho un reformista. La semana pasada, Trump aceptó una invitación a otra cumbre con el líder norcoreano con un tuit amable que proclamaba: "Gracias al presidente Kim. Ambos demostraremos que todos están equivocados". Y esta semana,. Moon se dirige a Pyongyang, la capital de Corea del Norte, para una cumbre de tres días con Kim.

La hipótesis (o la esperanza) de Moon es que la gran imprevisibilidad de Kim y Trump podría realmente crear las condiciones para la paz. En las últimas décadas, la política de la península de Corea ha sido demasiado predecible, con repetidos esfuerzos diplomáticos que no han podido poner fin al estancamiento armado entre el Norte y el Sur.

El objetivo del viaje a Corea del Norte de Moon esta semana es persuadir al régimen de Kim a tomar medidas drásticas para deshacerse de sus armas nucleares, y así convencer a Trump para que haga algunos gestos igualmente dramáticos a cambio.

La política de Corea del Sur se basa en una evaluación audaz y arriesgada de Kim, al que se refieren como el "joven líder". Los consejeros de Moon teorizan que el dictador norcoreano de 34 años está "librando una guerra solitaria dentro de su propio sistema" para seguir adelante con la desnuclearización. Creen que está rodeado de funcionarios que están comprometidos con el programa nuclear del país, pero que él es muy diferente a su padre y su abuelo, los arquitectos del aislamiento militarizado del Norte.

El gobierno de Moon ve a Kim como un hombre que conoce el mundo exterior y quiere poner fin al aislamiento de su país. Y creen que él entiende que Corea del Norte debe desechar sus armas nucleares para lograr esos objetivos.

Los escépticos en Washington y Seúl temen que Moon tal vez sea peligrosamente ingenuo. Argumentan que el gobierno de Corea del Sur está siendo engañado por una tradicional táctica de "señuelo y cambio" en el que Pyongyang pretende hacer concesiones para aliviar la presión internacional y extraer ayuda económica. Los escépticos argumentan que no hay forma de que los norcoreanos desechen sus armas nucleares. Señalan que ha habido muy poco progreso hacia la desnuclearización desde la cumbre Trump-Kim en junio como evidencia de que nada ha cambiado.

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