De acuerdo a un reciente informe del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (ONU), la población mundial, que actualmente alcanza a unos 7600 millones de habitantes, trepará a los 9000 millones para el año 2050 y superará los 11.200 millones para fines de este siglo.Sin embargo, este crecimiento poblacional no será parejo en todas las regiones del globo. Para fines de este siglo, mientras que en Europa la población se reducirá alrededor del 12,5%, en África crecerá un 270%. Esta evolución demográfica elevará, por lo tanto, la participación de la población africana en el total mundial desde el 16% actual a más del 39% en el futuro.Esta disparidad se agrava si se considera la problemática de la pobreza que, en el continente africano alcanza sus expresiones más agudas. Basta con recordar que en la región del Sub sahara, casi la mitad de su población vive en condiciones de indigencia, es decir, la pobreza más extrema.A esto se suma el problema de las corrientes migratorias desde Africa que intentan llegar a una Europa cada vez más cerrada a esta posibilidad. En tanto, el creciente avance de las expresiones políticas nacionalistas conspira contra la integración mundial.Este fenómeno anti migratorio tiende a expandirse a otras regiones donde también se cierran las fronteras en lo económico. El caso de Estados Unidos es seguramente el más relevante.El mundo enfrenta, en consecuencia, un desafío colectivo que requerirá políticas consensuadas. Suponer que lo planteado es un problema de otros países o continentes no solo sería éticamente reprochable, sino también geopolíticamente ingenuo.En ese marco, la Argentina no puede permanecer ajena a esta situación y no solo por las razones humanitarias que el caso plantea; sino también por importantes razones geopolíticas.Nuestro país, el octavo en el mundo por su dimensión territorial, también exhibe una baja densidad poblacional, del orden de los 16 habitantes por kilómetro cuadrado de superficie.Se suma a lo expuesto, su reconocida capacidad de producción de alimentos, hoy se estima suficiente para abastecer a 400 millones de personas y que, de acuerdo a estimaciones de organizaciones vinculadas al sector agropecuario, se podría incrementar en un 50%.Esta combinación de factores: baja densidad poblacional y elevada eficiencia para la producción de alimentos, constituyen una ventaja y a la vez un desafío para nuestro país. La primera debe ser aprovechada; la segunda cuidadosamente analizada. Lo brevemente expuesto intenta llamar la atención sobre un tema cuya importancia irá creciendo en el futuro: la necesidad de contar con una correcta política de ocupación poblacional de nuestro territorio.