La calma que ayuda al dólar y a la tasa no es la misma que necesita el riesgo país

A noviembre le quedan aún dos semanas. Dentro de veinte días, el primer tramo del bono de fin de año estará en la calle, y si el mundo financiero no se lleva otra pared por delante, todo hace prever que el dólar seguirá reptando cerca del piso que le fijó el BCRA y la tasa de interés de las Leliq podría perforar el 60%. Si la cumbre presidencial del G20 termina sin incidentes, esos momentos constituirán el escenario más apacible que puede enfrentar la economía este año. ¿Alcanza para quitar dudas y encaminar una baja del riesgo país? Para los analistas, no.

Lo que sucederá, probablemente, es que después de haberse cruzado, la curva de la economía empezará a ascender y la de la política (medida en función de los intereses del Gobierno) podría empezar a bajar lentamente. La negociación por la sanción del Presupuesto 2019 fue el cénit de una exitosa trama de gestiones, favores e intercambios. La división del bloque que encabeza Miguel Pichetto en el Senado no se interpuso en los acuerdos que Rogelio Frigerio había tejido con más de 15 gobernadores, y por esa razón, la norma que debe garantizar el plan de Déficit 0 tuvo los votos necesarios.

Los inversores por ahora leyeron bien el contexto económico interno. Noviembre ya promete una inflación 50% más baja que en octubre. Y la meta fiscal de 2018 será sobrecumplida. Las acciones reflejaron esa sensación térmica. Pero distinta es la percepción de aquellos que administran fondos en el exterior, que vienen a invertir, pero pendientes del momento conveniente para salir. De ellos depende el riesgo país, y la verdad es que aún se muestran temerosos de una reversión: la unión del peronismo para arrebatarle una silla a Cambiemos en el Consejo de la Magistratura fue una señal potente, de esas que se entienden sin traductor. Macri va a necesitar que sea la economía la que lo ayude a recuperar a los escépticos. Habrá que medirlo semana a semana.

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