EXPEDIENTES EL CRONISTA

Un año en crisis: frente externo, errores y el enigma de lo que viene

Analistas coinciden en el origen político de la debacle que arrancó en abril de 2018 y afirman que, pese al apoyo del FMI, el Gobierno no consiguió el "shock de confianza" que buscaba. 

La actual crisis que inició a mediados del 2018 y hoy muestra aún cifras contradictorias, divide las aguas entre lo que ven los analistas y lo que apunta el Gobierno nacional en el diagnóstico. En el marco de la campaña y aprovechando un contexto mundial complejo, el Ejecutivo se abrazó con fuerza a la teoría de que el sacudón externo y la herencia son los responsables de la recesión y la inestabilidad cambiaria. Algo similar planteó Trevor Alleyne, uno de los enviados de Christine Lagarde en la misión del Fondo Monetario a la Argentina. Expresó que la Argentina tuvo, incluso, más suba en el tipo de cambio, pero señaló un dato relevante pero soslayado en la faz pública por el Gobierno. "El riesgo país es una situación que el país debe enfrentar", destacó. Si se mira ese número, desde abril del 2018 a la actualidad, el indicador que mide el banco JP Morgan pasó de casi 400 puntos a picos de 800 hasta los más de 900 actuales tras el miércoles negro de esta semana en los mercdos.

Pero a un año del inicio de la recesión y los malos números generales, economistas y empresarios de diferentes tendencias observan que la raíz de la crisis es más amplia y alcanza desde el nivel de gasto público y la inflación, hasta una serie de políticas más centradas en el negocio financiero y las tasas altas que en la producción. La cuestión impositiva y la carga de tributos de los estados nacional, provincial y municipios, también se señalan como causales, además de las condiciones generales a las que obliga el acuerdo con el FMI en pleno año electoral. En paralelo, los analistas coinciden en señalar que el argumento oficial del shock externo es relativo si se mira la situación de otros emergentes, como México, Brasil o Perú.

Quien retoma el tema del impacto del acuerdo con el FMI en las decisiones locales es Santiago López Medrano, de Delphos Investment, quien considera que "es una crisis 90% política, quizás en algún momento tuvo algo de externo, en abril del 2018. Es un plan de estabilización del FMI que no tiene en cuenta la volatilidad cambiaria que tiene Argentina históricamente, en un año de elecciones con resultados binarios, al menos para el mercado. Una resolución (la elección entre CFK y Macri) puede ser promercado o antimercado. En ese contexto, este plan del FMI no deja vender reservas en una banda que es demasiado ancha y eso genera incertidumbre en el mercado. Y va a generar más incertidumbre, porque se retroalimenta". El economista agrega que "como la crisis fue y es política, para cambiar esto hay que dar una solución política. Y no es esta, si el Gobierno va a seguir tratando de polarizar con la opción que menos le gusta al mercado, vamos a seguir teniendo este dólar muy tomador y con problemas para la inflación y las tasas. Este camino te lleva a más volatilidad y más inflación. Hay que tener en cuenta la elección no es mañana, es en octubre".

En una línea similar se expresa el economista Amílcar Collante al decir que "la Argentina viene de un plan de estabilización en octubre desde el acuerdo con el Fondo, que pudo ser evaluado hasta febrero como que estaba dando resultado. Pero a mitad de febrero hay un quiebre en la expectativa que había con ese esquema, y empezó a tener problemas. Hubo temas internos, de falta de confianza, el Gobierno no generó un shock de confianza, y si mirás el riesgo de los bonos de Argentina y el riesgo país, te marcan que desde ese momento, la nación se distancia de algunos países similares en riesgo país. Ese castigo es a la política interna. Como somos más vulnerables, lo de afuera nos pega más, y si un inversor se tiene que desprender de un papel, lo va a hacer de los que tengan más dificultad de ser cobrados". Asimismo, detalla Collante, que "la debilidad del Gobierno pesa. Más que nada se dice que las elecciones no las gana la oposición, sino q las pierde el oficialismo. Y las encuestas con paridad entre oficialismo y kirchnerismo afectan al riesgo argentino y le dan volatilidad al tipo de cambio".

José Urtubey, directivo de la UIA y Celulosa Argentina, sostiene que "la crisis no cesó, era previsible, hace dos años dijimos que veníamos en un modo financiero, no productivo. Y lamentablemente no había herramientas que se hayan aplicado que indicaran que esto iba a poder cambiar. Ahora hay que seguir de cerca, además de los problemas internos, la reforma impositiva china, porque probablemente sea un foco de atracción de inversiones. A un año de cumplirse la crisis y mirando hacia adelante, tenemos que virar hacia políticas productivistas".

Para buena parte de los actores económicos, el primer hito de la crisis es, precisamente, político: la tan mentada conferencia de prensa del 28-D, en la que el jefe de Gabinete, Marcos Peña, se sentó junto al ex presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, en un gesto que para muchos fue la intervención oficial sobre la política monetaria. En esta línea analiza el año de crisis el textil de TN Platex, Teddy Karagozian. "El origen de la crisis, que empieza a ser más visible para la gente en abril o mayo del 2018, inicia en el error de diagnóstico que tienen tanto el BCRA como el Ministerio de la Producción en las causas de los costos altos. Argentina es cara porque hay mucho impuesto metido en el precio. El proceso inflacionario ha ido in crescendo a medida que el Estado ha gastado más dinero sin generar condiciones macro. Así, abrir la economía cuando aún no teníamos una competitividad real, producto de los costos más impuestos, lo que generó es un faltante de dólares. Volvió a suceder lo que sucede siempre, viajes al exterior y compras innecesarias en un país que lo que necesita es invertir. En abril se comete el error de subir las tasas y se acelera el fenómeno inflacionario. Ese error sigue aún hoy, por eso la cosa no cambia", detalla el empresario.

Federico Furiase, del estudio Eco Go, apunta a que "estamos en medio de un proceso de ajuste externo, monetario y fiscal porque el mercado nos cerró la persiana en 2018 y entonces los niveles de consumo, inversión y gasto público se tienen que ajustar por las malas a la oferta de dólares disponibles". El especialista agrega que "con el problema estructural de la devaluación real que necesitamos para mejorar las cuentas externas y recrear la oferta de dólares potencia la inercia inflacionaria y la caída en la demanda de dinero, amplificando la presión alcista en las tasas reales de interés, en un contexto de incertidumbre política, lo cual termina acentuando la recesión y complica el ajuste fiscal porque la recaudación viaja por detrás de la inflación. Encima nuestra deuda está en dólares con lo cual el ajuste del dólar en términos reales complican los ejercicios de sostenibilidad de la deuda hacia adelante aumentando el superávit fiscal primario requerido para mantener constante el ratio deuda pública a PBI". Furiase completa remitiendo a la comparación de la crisis ante los emergentes de la región. "Otros países, como México, Colombia o el mismo Brasil -dice- estaban mejor parados en términos de déficit fiscal externo, inercia inflacionaria, niveles de reservas y exposición cambiaria de la deuda pública porque vienen trabajando desde mucho antes en tener una macro más estable. Los países que más sintieron el impacto, Argentina y Turquía, son los que terminaron 2017 con mayores déficit de cuenta corriente externa".

Por su parte, Gabriel Zelpo, de Elypsis, considera que "al principio del 2018 fue un shock externo que afectó a todo emergente. La política fiscal más expansiva de EE.UU. y a eso se sumó un shock interno en el cual no podía hacer nada el Gobierno". "Pero como se observó, a Argentina le pegó de manera muy significativa y eso se debe a que no habían muchos países emergentes que tenían un déficit de cuenta corriente de más de 4% y con un financiamiento muy comprometido en el corto plazo externo. Eso fue un tema importante que el Gobierno subestimó". Los otros emergentes, para Zelpo, "no tenían ese déficit de cuenta corriente tan significativo ni dependían tanto del fin externo de corto plazo. Argentina no estaba en la misma situación, vos tenés que trabajar en tener un sector externo sólido para cuando tengas un shock externo y no te lleve puesto como nos pasó

Cumplido un año de la crisis, los números del período son importantes vistos en retrospectiva: en un año, subió casi 400 puntos el piesgo país hasta sobrepasar, hoy, los 900 puntos. A mediados del 2018, con una inflación que terminaría el año arriba del 47%, se desató la crisis política impulsada por los Cuadernos de la corrupción K. Eso puso a la política y a las principales empresas del país en un shock que sumó incertidumbre en los mercados y un contagio en la economía real. También a mitad de año se cortaron los "siete meses seguidos del crecimiento" en la actividad que utilizó el Gobierno en su favor, y recrudeció la peor sequía en años, que derrumbó la cosecha del campo. Todo es combo derivó en tres corridas cambiarias importantes que llevaron al dólar por encima de los presupuestado. Así, el Gobierno entró a 2019 con una presión inflacionaria aún elevada, cuando se esperaba que fuera a la baja.

"Hubo muy mala pericia para atender el cambio de contexto", dice Leandro Mora Alfonsín, economista de la Universidad de Buenos Aires (UBA). "El que piensa que las causas sólo son externas, se equivoca, porque el cambio externo y las tasas de interés no afectaron tanto a Brasil, que tuvo una depreciación mucho más pequeña que Argentina y tuvo la economía en crecimiento, no afectó a Colombia, ni a México. El único que tuvo una corrección de tipo de cambio de más del 100%, economía en caída fue Argentina".

"Cuando tu modelo económico es de toma de deuda para explicar el cubrir los gastos y todo depende de eso, cuando las condiciones internacionales cambian, cambia tu capacidad para tomar deuda. Y ese cambio genera incertidumbre, desconfianza, y hace que las variables empiecen a moverse como se movieron en 2018. El cambio de tendencia internacional sólo pone en evidencia las fragilidades internas".

Christian Buteler, economista, cita los datos del año de la crisis para explicar por qué aún no se sale. "Nadie tuvo el dólar como nosotros ni la inflación tocando el 47%, nadie necesitó un préstamo del FMI, ni necesitó cuadriplicar su Riesgo País. No se dieron tres de esos factores en otro lado, la crisis es por mérito propio", dice. Buteler, además, aclara que "acá hubo una caída profunda de la Argentina mientras otros de la región no solo no cayeron, sino que han crecido. No fue un Tequila, no fue una crisis de los países asiáticos ni de los emergentes, los mercados siempre tienen conductas mejores o peores, y después tienen crisis. Acá pudo haber algún movimiento no bueno, pero no una crisis de la región que pueda justificar semejante caída".

Por último, Martín Kalos, de EPyCA consultores, introduce la cuestión política y lo pone en perspectiva histórica. "Hoy, en los tiempos electorales, son estos un factor ajeno a la política económica, pero te desatan nuevos episodios en una crisis prolongada. Si uno mira que desde 2011 la Argentina no crece y vamos a concretar una década perdida entera, uno no podría decir que los factores externos de este año estén generando que la estructura entera se tambalee. Desde hace ocho años que no se genera un proceso de crecimiento, y en los últimos 45 años el crecimiento ha sido muy débil, con dos décadas perdidas, la de los 80 y la actual".

"Para salir, hay que rever la política monetaria"

El componente externo se vio en 2018, en el resto de la región no hubo saltos devaluatorios grandes ni inflación tan importante. La chispa de afuera fue la suba de la tasa de interés de la FED, pero hay un manejo local que veníamos arrastrando desde 2017, como el déficit de cuenta corriente del 5% del PBI, problemas serios de competitividad y no hay expansión del crédito productivo. Hoy estamos peor, no se parece haber resuelto el tema monetario a seis meses de este mecanismo. Sólo parece haber pasado el problema para adelante.

La macroeconomía y la política monetaria no están acompañando a un esquema productivo de salida, como pasa en otros países. Para salir hay que rever la política monetaria.

No se moderaron en la toma de deuda

La actual situación es responsabilidad del Gobierno por no haberse moderado en la toma de deuda. Allí está el origen del vendaval. Comparemos que sucede cuando cae la lira turca en Chile o en Perú. Nada o casi nada. En una economía desangrada, y con un futuro poco claro en términos de su programa financiero, esto se convierte en vendaval. Creyeron que la capacidad de endeudamiento era infinita y lo que fue infinito fue la frivolidad. El Bono Centenario fue síntoma de no entender para qué estaban, fue para salir en las revistas de Finanzas. Son muy pocos los países que emiten bonos a 100 años, ninguno que está saliendo de país de frontera a emergente. Creían que estaban en la gerencia financiera de una empresa, pero las necesidades de un país son otras. Creyeron que la capacidad de endeudamiento era infinita y lo que fue infinito fue la superficialidad con que se tomó un tema con una historia compleja en la Argentina como es la deuda.

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