Créditos Anses: ¿alivio al jubilado o deudas para llegar a fin de mes?

Los créditos pretenden ser un paliativo aunque se les cuestiona el nivel elevado de sus tasas y su destino.

El "plan alivio" anunciado por el Gobierno de Cambiemos en abril para suavizar la recesión económica en los meses previos a la campaña electoral incluyó la renovación de una idea que le había dado buen resultado en 2017. Los préstamos otorgados por la Anses para jubilados, pensionados, beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH) y otros planes sociales, con descuento de las cuotas en sus propios haberes, resultan un paliativo para los sectores postergados, pero a la vez reciben críticas por sus tasas elevadas y por su destino.

Muchos beneficiarios se ven obligados a utilizarlos para pagar deudas, algunas de préstamos anteriores o para cubrir consumos corrientes, a la vez que verán menguado su ingreso hasta un 30% en los próximos años. Los expertos discrepan con la Anses por sus efectos en el plano social: la ayuda podría obligar a los beneficiarios a seguir endeudándose eternamente.

Según los últimos datos proporcionados por Anses, ya fueron otorgados 1.150.997 Créditos Anses, denominación que dejó atrás a la de Créditos Argenta, surgida en el gobierno anterior. La amplia mayoría de ellos fueron gestionados a través de la Web; solamente 122.726 se tramitaron en forma presencial. Entre todos los créditos, 775.287 fueron destinados a beneficiarios de la AUH, 264.694 a receptores de asignaciones familiares, 95.422 a jubilados y 15.594 a beneficiarios de pensiones no contributivas.

En el organismo estiman que la proporción de jubilados comenzará a crecer en forma paulatina, dado que prefieren hacer el trámite en las oficinas y no por la vía digital. De hecho, desde el anuncio ya fueron otorgados casi 400.000 turnos para jubilados. Sobre un total de $ 124.000 millones de fondos destinados a esta iniciativa, Anses ya desembolsó más de 25.000 millones, lo que deja un monto promedio para los préstamos cercano a los $ 22.000.

El director ejecutivo de la Anses, Emilio Basavilbaso, descarta que haya riesgos de sobreendeudamiento en virtud del tope de las cuotas que alcanza el 30% del haber mensual. "En general, los jubilados piden menos de lo que pueden sacar. Y las familias suelen utilizarlo bien. La mayor parte se destina a arreglos en la vivienda. El dinero del crédito está relacionado directamente con su prestación, lo único que hacemos es adelantarlo. Eso le genera la posibilidad de hacer un consumo que es mayor al habitual y que de otro modo no se podría hacer. Son familias que no acceden a préstamos bancarios o que tienen dificultad para ahorrar. Les estamos dando una herramienta de inclusión financiera para que puedan hacer esos consumos", aseguró.

Según una encuesta de Anses entre 500 familias receptoras de los créditos, un 47% de ellas lo destinó a construcción y reforma en su hogar; un 22% lo utilizó para compra de alimentos, indumentaria o calzado; un 17% lo usó para pagar otros préstamos; un 7% para atención médica y gastos de salud; un 2% para compra de "productos para el hogar". Otro 2% aseguró haber utilizado los fondos para iniciar un nuevo negocio o emprendimiento.

Consultado acerca de si Anses evaluó que estos préstamos se destinen a pagar las encarecidas facturas de servicios públicos o las deudas vinculadas a ellas, Basavilbaso dijo no tener datos precisos al respecto: "Tal vez lo podríamos especificar en la próxima encuesta". Y agregó que gran parte de los préstamos anteriores a ser cancelados con los nuevos fueron hechos ante "prestamistas de barrio, que cobran tasas de hasta el 300%". El Costo Financiero Total cobrado por la Anses oscila entre el 44% y el 50%.

"La mayor parte de estas familias tienen una vivienda propia, aún cuando el título de propiedad no esté perfeccionado. Hablamos de lo que se llama vivienda progresiva, que comienza siendo muy precaria pero cada peso que esa familia consigue se transforma en un arreglo o se agrega una pieza más. Por eso este segmento es muy relevante dentro de los destinos de los créditos", añadió el titular de la Anses.

Otras voces disienten con los resultados de esa encuesta. "Son créditos famélicos", dice Eugenio Semino, defensor del pueblo de la Tercera Edad: "Se toman por desesperación para cubrir gastos corrientes. El beneficiario los recibe y al mes siguiente tiene que pagar dos cosas en vez de una, su situación no mejora en nada".

"Hasta 2012, los préstamos a jubilados se hacían con código de descuento a través de mutuales, a menudo manejadas con intereses políticos. Las tasas no estaban reguladas y en ocasiones eran usurarias, lo que en su momento denunciamos penalmente. Ese sistema se reemplazó por la Tarjeta Argenta, más razonable que lo anterior porque las tasas son las de plaza. Pero en la Defensoría siempre hemos condenado que al jubilado se le preste su propia plata y se le cobre interés", señaló.

Mejorar los haberes

La jubilación mínima se ubica en $ 10.410, que se extenderán a $ 11.535 con el incremento de junio. El defensor de los jubilados apunta a que, ante ese panorama, es prioritario mejorar los haberes más que ofrecer oportunidades de consumo puntual. "Si la Anses tiene dinero para prestar, lo sensato sería que lo incorpore al haber para reparar la caída que tuvieron los beneficios frente a la inflación. El Gobierno siempre dijo que la pérdida sufrida en los haberes a causa de la inflación de 2018 se iba a recuperar en el primer semestre de 2019, algo que es evidente que no va a ocurrir porque la inflación sigue siendo elevada. Las AUH tuvieron algo de recomposición, pero las jubilaciones no. Es una medida inmoral: si se perdieron 20 puntos porcentuales frente a la inflación, eso no se suple con un crédito", apuntó Semino.

El Fondo de Garantía de Sustentabilidad se creó como un fondo anticíclico, justamente con esa finalidad, recordó Semino. Según la normativa vigente que rige el Fondo, una de sus funciones es "atender eventuales insuficiencias en el financiamiento del régimen previsional público a efectos de preservar la cuantía de las prestaciones previsionales". 

Para un universo enorme y de ingresos muy bajos, que incluye 3,5 millones de jubilados que cobran la mínima y 4 millones de beneficiarios de la AUH entre otros sectores vulnerables, cualquier otra vía de financiamiento es casi imposible. "La alta demanda de estos créditos se explica en que, frente a las opciones que les ofrece el mercado, resultan lo más conveniente, en un contexto de demanda insatisfecha. Con la suba de tasas, para un jubilado los créditos en el sector financiero se volvieron inviables. En el crédito al sector privado se observan cancelaciones netas, nadie se está endeudando" explicó María Castiglione, directora de C&T Asesores Económicos.

Los datos del Informe Monetario Mensual de abril confirman esa tendencia negativa. El crédito total en pesos al sector privado registró una caída interanual del 4%. Los préstamos personales, que son la alternativa que un jubilado podría encontrar en los bancos, crecieron en abril apenas un 0,3%, bien por debajo de la inflación, con una variación interanual del 8,3%. Su costo tampoco es accesible: durante este año, el promedio de tasas para préstamos personales registrado en el sistema financiero osciló entre 62% y 65%.

"La Anses no corre riesgos. No hace no es un gran negocio, pero es su función dar esta clase de prestaciones. Distinto sería si con el dinero del FGS se financiara el Fútbol para Todos o la producción de películas", advirtió Castigione. Dando por cierto que estos préstamos estén destinados al consumo, su efecto reactivador sobre la economía es modesto. La economista calculó que si se otorgan los $ 124.000 millones que prevé la Anses, eso equivale a 0,9% del consumo total estimado para 2019 a precios corrientes. Es decir, que la iniciativa ayudaría a recuperar el consumo de este año solo en esa magnitud.

"Al jubilado se lo embarga hasta el último día de su vida", disparó Mirta Tundis, diputada del Frente Renovador que preside la Comisión para las Personas Mayores de la cámara baja. "No es cierto que sacan dinero para arreglar la casa o para comprarse una heladera que se les quemó o, eventualmente, porque hace muchos años que quieren hacer un viaje. Los préstamos se están usando para pagar deudas, de servicios públicos, de otros créditos o de lo que sea. Si un jubilado que recibe un haber de $ 10.400 se le descuenta una cuota del 30% y empieza a cobrar $ 7000, va a terminar sacando otro préstamo en donde sea para poder vivir. Y así quedan endeudados por los siglos de los siglos. Esa es la realidad".

"El Gobierno dice que los préstamos se van a usar para ir al supermercado o a la farmacia. A mí ni se me ocurriría mencionarlo. Me daría vergüenza contar que tienen que endeudarse para comprar comida o artículos de limpieza de uso diario", agregó.

Al igual que Semino, también Tundis descree de los datos de la encuesta. Fundamentan su desconfianza en lo que reciben de su vínculo cotidiano con el sector de la tercera edad: "Estoy en contacto permanente con centros de jubilados y le aseguro que de cada 10 puede haber dos que usen el préstamo para hacer una refacción en la casa. El resto, tiene que devolver plata. Cuando se hacen encuestas, el jubilado incluso tiene temor de decir que va a usar la plata para pagar deudas, porque no quiere quedar registrado como alguien que no cumplió sus obligaciones con un banco o con otra entidad. Cuando uno habla con los jubilados cara a cara, la verdad es otra", dijo Tundis.

Ambos coinciden en que, desde lo conceptual, no existen mayores diferencias entre la aplicación de esta herramienta realizada en el kirchnerismo y su reciclaje aplicado durante la gestión Cambiemos. "En relación con la Tarjeta Argenta, se amplió algo el universo y los montos. En el gobierno anterior las tasas eran más bajas aunque no se sabía en realidad cuál era la inflación. También se agilizó un poco la tramitación, pero no veo grandes cambios entre aquella época y ésta", dijo Tundis. Por su parte, Semino prefirió la ironía: "La única diferencia es el nombre. Se ve que falta creatividad en el sistema político argentino para hacer marketing electoral".

Los descuentos, solo con tarjeta

Junto con los Créditos Anses, el organismo previsional lanzó un plan de descuentos con diversas cadenas comerciales para los mismos beneficiarios, siempre que paguen con la tarjeta de débito asociada a la cuenta en la que cobran su haber.

"El esquema de descuentos está funcionando muy bien, se está utilizando mucho", aseguró Basavilbaso. "Encuestamos en la base de datos de Anses cuáles eran los rubros más utilizados y fuimos a negociar los descuentos con esos sectores, que son supermercados, farmacias, materiales para la construcción, turismo, electrodomésticos e indumentaria, entre otros. Enfocamos los esfuerzos allí", agregó.

El funcionario no teme que este mecanismo tenga dificultades como la devolución de un 15% de IVA, un mecanismo vigente durante 2017 y 2018 que fue derogado a comienzos de este año, de escaso éxito en virtud de la aversión de los beneficiarios a comprar con tarjeta de débito. "Esto es mucho más directo y real que la devolución del 15% del IVA. Se trata de un descuento directo, en la línea de cajas del supermercado. Como política pública, esto va a funcionar mucho mejor. Lo otro era un reintegro y la gente no lo utilizó", señaló Basavilbaso.

Por su parte, Tundis estimó que los únicos que van a poder gozar de estos descuentos son los jubilados que ganan un haber medio: "El que gana un haber mínimo cada vez que cobra retira todo su dinero, casi no utiliza la tarjeta de débito. Yo le anticipé a (Alberto) Abad que la devolución del IVA no iba a funcionar por este motivo. Las partidas para la devolución del IVA a los jubilados se siguieron aprobando en el Presupuesto nacional y nunca supimos hacia dónde fueron asignadas".

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