Con u$s 5000 millones posibles, el blanqueo salva el plan de Macri

Parece cada vez más claro que buena parte de la suerte económica del presidente Macri y de los argentinos descansa estas horas en el resultado del tan mentado blanqueo de capitales y activos dentro y fuera del país. Las dificultades para bajar el déficit fiscal y la inflación que en consecuencia tarda en ceder demoran la reactivación, y la respuesta que se obtenga con la convocatoria al blanqueo podría torcer el fiel de la balanza a la hora de formar expectativas y reanimar, si funciona, la confianza y las inversiones.

Es obvio que un blanqueo exitoso aliviará la carga de mayor déficit que el plan de Macri finalmente determinó en todos los frentes, a la vez que el ingreso de capitales que pudiera destinarse a la inversión local sumará en la cuenta de mayor actividad y mayor empleo. Donde Macri equilibre un poco las cuentas, el escenario económico podría despejarse, con menos inflación y eventualmente menos ajuste en el corto plazo. Ideal para llegar a las elecciones del año próximo.

Todavía no se conoce la letra chica de la reglamentación de la Ley ya promulgada. Los argentinos de la clase alta y de la clase media alta deambulan como Hamlet, mirando sus resúmenes de cuenta y sus escrituras, con el dilema de blanquear o no blanquear. Juegan múltiples determinaciones en cada uno y resulta imposible en una nota periodística intentar conclusiones científicas.

Pero aplicando el sentido común, y más de 30 años recorriendo empresas, bancos y los centros financieros y turísticos del mundo; y en contacto con el sector de la sociedad que podría estar incluido en los que tienen algo para blanquear, este periodista podría concluir que por peor que salga, el blanqueo lo salva definitivamente a Macri. Curioso destino para el sector medio alto y alto de la sociedad, que lo votó desesperadamente al ex jefe de Gobierno porteño para alejar a la Argentina de Venezuela, y ahora tiene que pagar la cuenta para que el proyecto no naufrague antes de llegar.

Los números de esta nota están todos hechos en borrador, y desde luego admiten errores de la mano alzada. El lector podrá revisarlas. Pero suponemos que hay unos 50.000 argentinos que tienen propiedades en las playas uruguayas y 10 mil argentinos en Miami, más otros 5 mil argentinos con departamentos o casas en Nueva York, París o las playas chilenas. Y 70.000 argentinos que tienen propiedades en el país y nunca las declararon. Si ponemos un promedio de u$s 200.000 por propiedad en el exterior y u$s 100.000 en Argentina, y todos declaran todo, se llega a unos u$s 20.000 millones que se blanquearían de propiedades por todo concepto. Es decir u$s 1000 millones de recaudación, al famoso 5% de costo.

No es poco, pero lógicamente lo que salva o condiciona el plan económico de Macri depende de cuánto la gente esté dispuesta a blanquear del cash que mantiene en cuentas bancarias del exterior, o en cajas de seguridad u otros resguardos, algunos sorprendentes por lo que se verifica en videos judiciales en estos tiempos de destape judicial y político.

Está claro que todos los especialistas, abogados, contadores y banqueros, recomiendan a los clientes blanquear. Es cierto que los bancos tratan de resolver sus propios problemas de compliance con las normas jurídicas cada vez más rígidas, y además los brokers locales tienen la servilleta colgada del cuello esperando que la gente abra cuentas bancarias y de inversión en el país, para blanquear el dinero o parte de lo que mantienen escondido afuera.

Hay un argumento fatídico para los ahorristas con fondos no declarados: si en el futuro te llegan a agarrar, el dolor de cabeza y el costo puede ser mucho más grave que hoy. Y efectivamente existen motivos para pensar que, tarde o temprano, el Estado argentino tendrá acceso a la información de los registros bancarios y de activos en el resto del mundo.

En general se opina hoy que lo único más o menos a salvo estaría todavía en Estados Unidos, el único país relevante que no firmó las actas de buchoneo internacional que sí firmaron Suiza, Uruguay y otros paraísos más o menos confiables. A quienes por ningún motivo se los puede convencer a que blanqueen, se les recomienda llevar todo a Estados Unidos, y no tener ni propiedades ni cuentas bancarias a nombre de personas en ese país. "Tapar las cuentas o las propiedades con una sociedad de las British Virgin Islands (BVI)", afirman en la jerga.

Nunca Panamá ni Bahamas, después de los Panamá Papers. Pero esto regiría solo para Estados Unidos, que nunca informó hasta ahora detalles de la conformación de sociedades, ni siquiera con los países con los que sí tiene acuerdos, caso Chile o Colombia. Sí informó Estados Unidos, a requerimiento judicial, el nombre de personas que tenían cuentas allí, nunca si estas cuentas estaban tapadas con sociedades.

Nada, en cambio, estaría a salvo en Uruguay, donde la AFIP podría lograr detalles sobre todo de propiedades inscriptas a nombre de personas. Tener propiedades o cuentas en Uruguay a nombre de empresas off shore, práctica muy habitual desde los 60s hasta fin de los 90s, ya resulta carísimo por los impuestos que cobra Uruguay a las sociedades extranjeras, versus los incentivos a colocar esos bienes a nombre de personas. El mínimo no imponible para propiedades a nombre de personas, en Uruguay, es u$s 250.000, diez veces mayor a la Argentina.

Un matrimonio con una propiedad a nombre de los dos no paga hasta el medio millón de dólares. Por eso lo más probable es que los que tienen propiedades en Uruguay en general van a blanquearlas. Les conviene también por cuestiones sucesorias, en estos días en que también hay que cuidar a los hijos de los desastres impositivos y de otras índoles que consignan los padres.

También se opina que a la hora de elegir cómo blanquear, la plata grande elegiría pagar la tasa del blanqueo antes que inmovilizar muchos fondos en los bonos argentinos, de 3 a 7 años, que permiten blanquear supuestamente sin costo. Los profesionales del mercado hacen las cuentas y explican que conviene mucho más, para correr riesgo argentino, invertir en bonos que rinden 6% a 7%, y en dos años el cupón paga el costo del blanqueo y el dinero está siempre libre en el país o el exterior.
Otro elemento en este caso alentador para la industria financiera local, es que efectivamente los especialistas en banca privada recomiendan a sus clientes, si blanquean, mantener sus cuentas bancarias en el exterior, pero abrir a la vez una cuenta de inversión en la Argentina. Resulta más cómodo para entrar y salir con inversiones, aprovechar las interminables bicicletas financieras locales que multiplican por diez los magros rendimientos afuera y permitir una maximización de la renta financiera, todo legal.

Nadie arriesga el monto que podría blanquearse, de los miles de millones que tienen los argentinos bien guardados. Todo indica que los motivos de presión legal para blanquear, tanto a nivel internacional como las leyes locales, opera sobre las propiedades y el dinero bancario. Bienes o fondos que están registrados en cuentas. El efectivo que se encuentra escondido difícilmente se blanquee mucho, salvo quien necesite justificar compra de bienes registrables en el futuro.

Es cierto que cada vez es más difícil operar en efectivo, pero el costo del blanqueo es muy elevado y fue poco inteligente el Gobierno al no formular escalas para alentar el blanqueo del efectivo. Pagar 10% del ahorro por dinero que difícilmente te van a descubrir no tiene mucho sentido. Y la gente que tiene mucho dinero, en todo caso va a blanquear lo que tiene en una cuenta, no lo que está encanutado en el santuario que cada uno elija.

Volviendo al sentido común y a la Universidad de la Calle, y otra vez suponiendo que unos 50 mil argentinos estarían en condiciones de blanquear dinero en cuentas del exterior, las cuentas caseras allí pueden tornarse sorprendentes y muy alentadoras para el Gobierno. Dividimos esos 50 mil argentinos en cinco grupos de 10 mil. Y suponemos que cada grupo de 10 mil tiene cuentas con saldos entre u$s 300.000 los más pobretones, y u$s 5 millones cada una los potentados, en promedio. Si todo esto fuera cierto, y todos los 50 mil argentinos aludidos blanquearan todo, se llegaría a unos u$s 90.000 millones que serían declarados, con una recaudación potencial de unos u$s 6000 millones para el país, suponiendo que la tasa promedio que se pagaría fuera 7% dado las distintas alternativas para blanquear.

Es decir que por el cash de los argentinos afuera, el Estado podría recaudar seis veces lo que ingresaría por el blanqueo de propiedades. Si todo fuera un fracaso, y el resultado fuera la mitad de las cuentas del sentido común que se ensayaron en esta nota, aún así podrían ingresar entre 2000 y 3000 millones al fisco. Aún peor, si uno de cada cuatro argentinos en condición de blanquear efectivamente lo hace, el Gobierno se llevaría unos u$s 1500 millones. Como quiera que sea, con un ingreso potencial al Fisco entre u$s 1500 y u$s 5000 millones, y aún con las restricciones que se impusieron para blanquear, lo más probable es que efectivamente los ricos terminen salvando a Macri. El costo, dicen los oficialistas, de no ser la Venezuela de Chávez y Maduro.

Temas relacionados
Más noticias de blanqueo
Noticias de tu interés