INFORME ZOOM

Río 2016: los Juegos Olímpicos de la polémica

Mientras la ciudad se prepara para ser la primera sede sudamericana de los Juegos Olímpicos, las denuncias de corrupción salpican a varias de las empresas a cargo de las obras. Crisis política y recesión económica amenazan con empañar el megaevento deportivo. Garantizar la seguridad, una obsesión de los organizadores.

Quienes visiten este verano la "ciudad maravillosa" podrán comprobar el ritmo frenético de las obras de construcción e infraestructura para que el 5 de agosto la llama Olímpica se encienda por primera vez en América del Sur.

Río de Janeiro se prepara para albergar el mayor evento deportivo mundial desde 2009, cuando su postulación triunfó por sobre otras tres grandes candidatas: Chicago, Madrid y Tokio.

La organización de los Juegos tendrá un costo de u$s 12.700 millones (una cifra menor a los u$s 16.500 millones gastados en el Mundial de Fútbol de 2014). Inicialmente, el presupuesto equivalía a la mitad del costo de la Copa del Mundo, y el crecimiento del gasto ha provocado no pocas controversias dada la acentuada crisis política y económica que atraviesa el país.

Las denuncias de corrupción sobre Petrobras que desencadenaron la debacle del segundo mandato de Dilma Rousseff, salpican también a las principales concesionarias de obras para los juegos. Según el diario Folha de Sao Paulo, de las 20 compañías investigadas en el escándalo del "Petrolao", cinco son adjudicatarias de obras para los Juegos Olímpicos. Entre ellas, Odebrecht, la mayor empresa de ingeniería de América Latina, cuyo presidente ejecutivo, Marcelo Obedrecht, fue encarcelado en junio de 2015, a la espera del juicio.

Otras cuatro empresas concesionarias de obras olímpicas, OAS, Andrade Gutierrez, Queiroz Galvao Y Carioca Christiani Nielsen Engenharia, también están siendo investigadas, según la agencia Reuters.

La investigación, que lleva dos años, amenaza con retrasar el ajustado cronograma de obras para las 144 sedes olímpicas. Si bien Río es la ciudad organizadora, otras cinco capitales de estados albergarán competencias: Sao Paulo, Belo Horizonte, Brasilia, Salvador y Manaos abrirán sus estadios (recientemente acondicionados para el Mundial de 2014) para los partidos de fútbol.

A las denuncias por malversación, se sumaron las de contaminación y daño ambiental. Un informe de la Universidad Feevale en Novo Hamburgo (Porto Alegre) señalaba en agosto de 2015 que las aguas de la Bahía de Guanabara, donde se disputarán competencias de natación, canotaje y remo, presentan niveles "peligrosamente altos de bacterias y virus que ponen en riesgo la salud". Tras la publicación del informe, las autoridades municipales debieron admitir que la ciudad no había cumplido su promesa de reducir en un 80% la contaminación en la Bahía de Guanabara, donde se asientan las playas más emblemáticas de Río como Copacabana, Ipanema y Leblon.

En noviembre de 2015 fue inaugurado un campo de golf olímpico en Barra de Tijuca, pese a las denuncias de activistas ambientales que alertaban que el predio se estaba construyendo en una reserva ecológica.También advertían que la empresa que llevó adelante el proyecto, Fiori Emprendimientos, recibió, además del pago por la obra (60 millones de reales), la adjudicación de terrenos linderos donde construyó edificios de viviendas con una altura superior a la autorizada. Sin embargo, nada detuvo la construcción del campo de golf, disciplina que volverá a ser olímpica en Río tras 112 años (la última vez que se disputó fue en 1904, durante los Juegos de Saint Louis (EE.UU.).

Deporte y negocios

Como ocurrió con la organización del Mundial 2014, el gobierno de Rousseff enfrenta la oposición de miles de ciudadanos a la realización de las Olimpíadas en Río. La propia Presidenta defendió la iniciativa señalando que dos tercios de la inversión se destinarán a obras de infraestructura en la ciudad, como una nueva línea de metro, y autobuses que conectarán las áreas de competición, y quedarán funcionando luego del megaevento.

La zona del puerto, que se encontraba en estado de abandono, está siendo recuperada para edificios de oficinas y residenciales, y un polo recreativo y cultural. Por donde quiera que se transite en Río, el caos de calles cortadas y en refacción, las grúas y excavadoras gigantes y las construcciones de metal y hormigón que crecen como hongos de una semana a la otra, forman parte del paisaje.

Los organizadores de los Juegos -el Comité Olímpico Internacional (COI), la Autoridad Pública Olímpica (APO) y la alcaldía de Río de Janeiro destacan, como punto a favor, que "el 57% de la inversión provendrá de empresas privadas", siendo Río la segunda ciudad olímpica con mayor financiamiento privado luego de Atlanta 96, que fue patrocinada casi un 100% por Coca Cola.

Además de la marca de gaseosas, una decena de compañías de primer nivel patrocinarán el evento: Atos, Bridgestone, Dow, General Electric, Mc Donalds, Omega, Panasonic, P&G, Samsung y Visa. También serán patrocinadores locales Bradesco, Correios, Embratel, Claro y Nissan, y una docena de proveedores oficiales, entre empresas de transporte, turismo, tecnología e indumentaria.

La gran apuesta de los organizadores es facturar unos u$s 400 millones por la venta de merchandising. Ya está listo un arsenal de productos con el logo de los juegos y la imagen de las mascotas olímpicas, (Vinicius y Tom, que homenajean respectivamente a Vinicius de Moraes y a Tom Jobim), desde remeras, ojotas y toallas, hasta peluches, útiles, tazas y gorros. Marcas como Nike y la brasileña Malwee ya se aseguraron sus contratos de licencias para comercializar sus artículos en más de 140 tiendas exclusivas a lo largo del país y por Internet.

Las entradas, que están a la venta desde hace más de un año, abarcan todos los gustos y presupuestos. Arrancan desde 40 reales (unos u$s 10) para las disciplinas menos concurridas, hasta los u$s 90 para los partidos de fútbol y los u$s 2.000 para presenciar la ceremonia de inauguración en un palco vip del Maracaná.

La seguridad en la mira

La ceremonia inaugural de las Olimpíadas está prevista para el 5 de agosto. A partir de allí y hasta el 21 de ese mes, se llevarán a cabo las pruebas en 28 deportes, con la participación de 14.500 atletas. Del 7 al 18 de septiembre se realizarán en las mismas sedes los Juegos Paralímpicos en los que competirán atletas con capacidades diferentes. Para ambos eventos se espera una afluencia de entre 300.000 y 500.000 visitantes, a los que se sumarán 21.000 profesionales de los medios, 70.000 voluntarios y 85.000 agentes de seguridad.

La prevención de incidentes y atentados es una de las preocupaciones centrales del Gobierno y el Comité Olímpico. Sidney Levy, CEO de Río 2016, aseguró a 3Días que "la seguridad es una prioridad absoluta que será atendida con la cooperación local e internacional". Los datos de todas las delegaciones y asistentes a los juegos se sincronizarán con los registros de migraciones, la policía local e Interpol. "Tanto las acreditaciones como los controles de accesos incluirán un código de barras y parámetros biométricos", destacó, por su parte, Yves Guillaumot, CEO de Atos, la compañía encargada de la infraestructura tecnológica.

Para garantizar la invulnerabilidad de las comunicaciones, se inauguró un Centro de Operaciones Tecnológicas donde trabajan 500 técnicos las 24 horas, siete días a la semana, desde donde se gestiona y supervisa la seguridad en los ingresos y egresos, la provisión energética y la transmisión de datos y estadísticas en tiempo real.

Pese a las controversias y contratiempos, los preparativos para los Juegos Olímpicos en la ciudad de Vinicius y el carnaval están en marcha. Una vez más, deporte y negocios competirán mano a mano.

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