OUTSIDER - Gustavo PETO menahem

"Para el poder no es negocio tener un pueblo educado"

El actor observa que hay discriminación hacia ciudadanos de otros países y reclama mayor tolerancia en la sociedad. Además, elogia el avance en la alfabetización en el país, pero advierte que el sistema educativo aún es deficitario. Críticas hacia la gestión cultural en Buenos Aires. Sus dudas sobre las candidaturas 2015.

Sobre un escenario o detrás de un micrófono, Gustavo Peto Menahem sabe conmover, hacer reir y reflexionar a su ocasional espectador, con un enfoque agudo e irónico sobre la actualidad. Con su agenda algo más relajada, luego de finalizar sus grabaciones en Señores Papis, el experimentado actor, de 44 años, acepta la propuesta de 3Días y comparte su visión sobre el presente del país. "Parte de la tontera de estos tiempos es creer que las opiniones son más valiosas que el criterio. Me parece que es tonto que pese más la ideología política que el deber ciudadano. Un Gobierno no es más que un administrador que elegimos para que gestione nuestras cosas para que la gente viva mejor", comenta.

¿Qué temas te preocupan?
- Me preocupa la ignorancia, la intolerancia y que la opinión en general esté sobrevaluada. Siento que estamos atrasados a nivel ciudadano. A veces escucho comentarios muy xenófobos y justo en la Argentina me parece ridículo. Me avergüenza escuchar a gente cuyos abuelos vinieron desde otros países hablar mal de bolivianos o peruanos. Me preocupa la no aceptación del otro. Tenemos que aprender a convivir.

¿Cómo es la vida de un actor en la Argentina actual?
- Yo tengo suerte. Es complicado porque en el país hay muchísimos actores, y la mayoría está sin trabajo. Eso históricamente fue así, y eso que hay muchísimas obras en cartel en Buenos Aires. Por suerte hace bastantes años que puedo trabajar de esto, hubo muchos momentos en que no pude hacerlo.

¿Cómo afecta al teatro la situación económica?
- Estoy en una de las obras más exitosas de la cartelera y siempre hay gente, más allá de los vaivenes comunes en cada mes. Pero creo que las épocas difíciles o de crisis en Buenos Aires se sienten, pero no tanto en el teatro. Es una ciudad muy teatrera. Sí veo en crisis al teatro San Martín, en su situación edilicia y el mantenimiento. Y no tiene que ver con la economía sino con una cuestión de idea. La cultura es una de las cosas más lindas que quedan en Buenos Aires, y me parece mal no invertir en lo mejor que tenés.

¿Cómo vivís el hecho de que colegas tuyos se peleen por opiniones políticas?
- Me parece que es una pena, pero por otro lado me parece bárbaro si realmente se están peleando por ideas. Es lindo habitar un país de ideas. El tema es que si una pelea por ideas es irreconciliable, me parece que hay algo más. Es como el trabajo básico del actor, decir algo pero en el fondo está pasando otra cosa.

¿Cuál es tu análisis sobre la corrupción?
- Tengo una opinión un poco polémica. Creo que es como un efecto secundario de la democracia. Es decir, no hay país en el mundo, por más que estén llenos de tipos con traje y corbata, que no tengan corrupción. Podés tener mucho menos o mucho más, pero el que es corrupto es el humano, y me parece que hay un doble discurso, de criticar la corrupción de otros y después aceptarla. Habría que fijarse si en la vida cotidiana cada uno es 100% honesto. La honestidad total es una vara que uno se pone para estirarse y crecer un poco, pero no sé si se puede alcanzar como sociedad y como individuo.

¿Cómo ves la educación?
- Me parece que hoy todavía estamos en déficit. En estos años hemos avanzado y hay mucha más alfabetización, pero la educación de excelencia que tuvo la Argentina fue decayendo. No fue azaroso sino con un plan con decisiones muy puntuales, sobre todo en la época de la dictadura. Todavía tenemos que recuperarla, pero para mí sigue siendo un honor que gente de América latina venga a estudiar a la UBA. Me produce mucha alegría. Me gustaría que no haya analfabetos y que los maestros cobren un muy buen sueldo y sean brillantes académicamente. Pero entiendo que para el poder no es negocio tener un pueblo educado.

¿Qué hacés con la inflación?
- Soy un cero. Me muevo mal y debería empezar a aprender, pero no soy una persona que haga nada con la plata. Casi que infantilmente trabajo por trabajar y no por la plata. Soy muy inmaduro en ese sentido, no le presto atención al dinero. Sé que debería, pero no me sale. Por supuesto que me preocupo por tener las cosas que necesito para vivir, pero soy muy austero en general. No tengo grandes gastos. Mi preocupación siempre pasa por otro lado.

¿Qué expectativas tenés para 2015?
- Una de las cosas que más me gustan de lo que está pasando es que América latina esté más unida que otras veces. Me parece que la región es mucho más importante que el país, que son divisiones políticas que responden a guerras infames o a negociados. Es importantísimo que Sudamérica tenga un peso propio hacia adentro y una sensación de pertenencia hacia afuera. Me gustaría que sigamos creciendo en ese sentido y no que se empiece a trabar por una cuestión de ideología, que muchas veces responde a vanidades o intereses ajenos.

¿Tenés alguna preferencia por algún candidato?
- Falta bastante, me parece. Vamos a ver cómo sigue todo el tema. No sé si van a ser estos que vemos hoy. Me gustaría reservarme para estudiar mejor el asunto y ver quiénes llegan como candidatos. No sé a quién quiero, sé a quién no quiero, pero eso me lo guardo para mí.

¿Qué te alegra del país?
- Vivo en Buenos Aires y me alegra que, a pesar de cualquier tipo de coyuntura o crisis, la ciudad sigue siendo una capital de la cultura. Veo una necesidad de la gente de expresarse. La Argentina es un semillero de cultura alucinante.
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