Ernesto Tenembaum: "Cristina tiene rasgos de personaje de ficción"

Fue mientras caminaba por la cornisa de la grieta que divide al periodismo local, cuando Ernesto Tenembaum cayó en la cuenta de que las herramientas de su oficio no alcanzaban a la hora de contar la realidad de la Argentina en general y del kirchnerismo en particular. Entonce se zambulló en la ficción para continuar con la tradicción de la novela política vernácula. "Me pareció que estábamos contando mal el kirchnerismo. Estábamos discutiendo si Cristina es buena o mala desde dos puntos extremos, y nos estábamos perdiendo de contar cosas", cuenta el periodista en diálogo con 3Días sobre la gestación de su primera novela. Y agrega: "El disparador surge cuando se anuncia que ella iba a estar internada por casi 40 días por un hematoma craneal y que no iba a poder saber nada de lo que pasaba en el país. De ahí nace el libro, de la situación de ella encerrada en una habitación pensando, en un estado casi onírico. Así empecé a escribir un monólogo de ella".

Por estos días la Presidenta volvió a tener complicaciones de salud y se repite la situación de reposo forzado como la de octubre de 2013, que dio origen a su libro. ¿Cómo imagina a Cristina en esos momentos?

- Creo que el kirchnerismo fue un intento de implantar un poder permanente en una democracia más restringida. No tengo dudas de que la idea de ellos era imponer un poder político que, con la excusa de ciertos valores que no son reales para ellos, como dominar a las corporaciones, generaría una permanencia eterna. Esa preocupación para mí se termina cuando pierden las legislativas el año pasado. Pero una cosa es juzgar a un Gobierno por el riesgo que supone, y otra cosa es juzgarlo por lo que fue. Hoy Cristina es menos Cristina que hace dos años, se está yendo. La veo muy cansada. No conozco a nadie que se haya internado tres veces en menos de tres años por cuestiones de relativa gravedad. Algo está diciendo el cuerpo y es una muy mala noticia para el kirchnerismo, porque es tremendamente Cristina-dependiente. Sin Cristina, el kirchnerismo no gana ni una intendencia. La Cámpora no tiene inserción real en prácticamente ningún municipio, ni en los sindicatos, ni en las federaciones universitarias. Y el kirchnerismo hoy es La Cámpora.

¿A qué responde su paso de la no ficción a la novela política?

- Tengo la sensación de que el periodismo, con sus herramientas tradicionales, no alcanza para contar la realidad que uno vive. De pronto me di cuenta de que estaba mirando a Cristina más como un personaje que como una política. No estaba mirando lo que decía sino sus tics, la manera en que movía las manos, la música de sus palabras. Registraba las frases íntimas que decía, como cuando confesó que el arroz la constipaba o cuando le dijo a una trabajadora en una fábrica si le apretaba el pomo a su pareja Cristina tiene características de un personaje de ficción. Es un personaje muy dramático, con mil personajes adentro. Es una mina que puede ser linda o fea, agresiva o seductora, brillante o bruta, concheta o popular. Cristina cambia todo el tiempo, solo mantiene su dramatismo y el hecho de que no genera indiferencia.

Hasta Alberto Fernández elogió como está reconstruido el entorno de Cristina en el libro, un mérito en tiempos de hermetismo oficial y de hostigamiento a la prensa. ¿De qué se valió para recrear a los funcionarios del kirchnerismo?

- Yo no conozco de cerca el día a día del kirchnerismo. Lo conozco de hablar con algunas fuentes y de verlo en público, pero durante la última década yo hice mucho laburo audiovisual, que te quita mucha energía para recorrer el espinel todo el tiempo. Lo que pasa es que hace 30 años que miro el poder en la Argentina y que conozco los personajes.

¿La historia se repite?

- Se repiten las imposturas del poder, el tipo con la cara linda que hace cualquier chanchada cuando no lo ven, las burocracias estatales, las movidas de piso entre funcionarios, etcétera. Supongo que la mirada irónica que tiene el libro es una narración que yo hubiera aplicado a cualquier gobierno democrático.

¿La investidura presidencial o la viudez de Cristina fueron límites?

- Era todo un tema pensar en una novela de ficción hasta dónde la hacía jugar a Cristina, en este caso. La Presidenta tiene un lugar sexual muy fuerte en la fantasía de uno de los protagonistas del libro. También están los tipos que la desean pero no se atreven a reconocerlo porque la odian y los que la desean pero son parte de su estructura y les parece un pecado. La verdad, disfruté escribiendo sobre sexo en el poder. Me divertí un montón. Yo me la imagino con unos mambos tremendos, entre Evita y el Che Guevara, entre Duhalde y Mario Ishi, dependiendo del momento. Hoy es una mina capaz de jurar que jamás va a devaluar y después hacer una devaluación brutal por una serie de errores que se manda. Y de otra serie de banquinazos que son producto de su mambo personal.

¿Hoy sus decisiones responden más a cuestiones psicológicas y de salud que a razones políticas?

- Responden a su historia, a su personalidad, a la forma que el peronismo ejerce el poder, con un jefe único. También influye mucho el hecho de que es mujer en el peronismo, el miedo a que la pasen por encima, que en el fondo refleja debilidad. Cristina tiene un laberinto personal en un país que ya es un laberinto. Es un laberinto que atrapó, desde Yrigoyen hasta acá, a todos los presidentes. Salvo Justo, el que no terminó antes de tiempo, terminó derrocado, o muriendo en el intento o fue preso. No hay casos de tipos que terminen bien su mandato. El kirchnerismo es un síntoma más de ese labertino que fue siempre la Argentina.

¿Cree que hay una salida a ese laberinto?

- En el futuro hay que pensar en qué nuevo laberinto nos metemos, no en cómo encontramos la salida. Porque la salida del laberinto del kirchnerismo seguramente sea otro laberinto.

Libro * Título: Una mujer única
* Autor: Ernesto Tenembaum
* Editorial: Planeta
* Páginas: 399
* Edición: 2014
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