Devaluación en Brasil: un impacto real para la Argentina

Jaqueado por un escándalo de corrupción, la contracción de su economía y una inflación creciente, el gigante sudamericano profundizó la depreciación de su moneda. La crisis del principal socio comercial argentino impacta con fuerza en sectores exportadores brasildependientes, como el automotriz. Los reclamos de la UIA y la inquietud del Gobierno en un año electoral.

Desde aquella fatídica noche mundialista de Belo Horizonte, en la que el seleccionado verdeamarelo cayó 1-7 frente a Alemania, que no se respiraba tanto pesimismo en Brasil. Jaqueado por un gigantesco escándalo de corrupción, la contracción de su economía, una inflación del 7,5% y la devaluación del real, el gobierno de Dilma Rousseff atraviesa uno de sus momentos más difíciles.

Claro que, a diferencia de lo sucedido durante esa indeleble semifinal de la Copa del Mundo, esta vez los argentinos no se regocijan por la desgracia del gigante sudamericano. Más bien, todo lo contrario: la desaceleración económica del principal socio comercial de la Argentina, sumada a la depreciación del real - que acumula casi un 15% en lo que va del año- preocupa tanto a empresarios como al gobierno de Cristina Kirchner.
A continuación, especialistas consultados por El Cronista 3Días analizan la dimensión de la crisis brasileña y su impacto en la economía local.

Tensión política

En octubre pasado, una enérgica Rousseff conseguía la reelección presidencial por sobre el candidato del mercado, Aécio Neves, y prometía sacudir del letargo a la séptima economía más grande del mundo. El pleno empleo y la promesa de continuidad de los programas sociales le bastaba para lograr el apoyo del electorado. Y también el de los inversores, que todavía depositaban en Brasil sus esperanzas y sus dólares. Apenas cinco meses más tarde, la líder del Partido de los Trabajadores (PT) enfrenta una crisis con ribetes tanto económicos como políticos. ¿Qué pasó en Brasil? Para Dante Sica, director de la consultora abeceb.com, la economía del país vecino arrastraba problemas estructurales desde el año pasado. "Se habían desenfocado la política fiscal y la monetaria. Era claro que, independientemente del resultado electoral, el candidato ganador tenía que alinear la política económica si quería volver a crecer", sostiene el ex secretario de Industria y Minería de la Nación.

Precisamente, la primera señal que dio Rousseff fue designar un equipo económico más afín a las perspectivas del mercado, para recuperar la confianza y seducir a los inversores. Así llegó el momento del actual ministro de Hacienda, Joaquim Levy, un prestigioso pero resistido economista ortodoxo, que se ganó el apodo de “manos de tijera” por su inclinación al ajuste fiscal. "La confianza que había despertado Levy se diluyó por dos cuestiones, una relacionada con el contexto internacional y otra con el frente interno. Por un lado, la devaluación del real está atada al fortalecimiento del dólar. Y por otro, tiene un frente interno complejo, perjudicado por las denuncias de corrupción de Petrobrás", distingue el analista. Y agrega: "Esto último es lo que genera mayor volatilidad e incertidumbre en un proceso de ajuste que no está demasiado aceptado por algunos actores económicos y que hasta es resistido por los propios aliados de Dilma". Esta semana, la mandataria habló por cadena nacional y pidió "paciencia y comprensión" frente a las medidas de ajuste. La sociedad respondió con cacerolazos y manifestaciones en al menos 12 capitales regionales. "El problema de Brasil no es tanto económico, sino que es más bien político", dispara Sica. Una clara señal en esa línea: la semana pasada el Congreso rechazó un paquete de medidas de austeridad -como un aumento en el impuesto a la renta-, en gran parte, porque algunos legisladores no le perdonan a Rousseff haber sido salpicados por la resonante investigación de corrupción en Petrobras.

Presión real

La combinación de un dólar fortalecido que anticipa la suba de tasas en los Estados Unidos junto a los temblores políticos que registra el mercado, hundió la moneda brasileña. El real ya acumula una caída del 15% en lo que va del año y la pregunta del millón es cuál será el piso. Mientras que desde San Pablo los analistas financieros estiman que la devaluación podría continuar hasta acomodarse en un valor cercano a 3,20 unidades por dólar, por estas latitudes los expertos consultados por 3Días advierten sobre el impacto de la depreciación en la economía local.

"La devaluación del real acumula un 41% desde julio de 2014 hasta ahora, comparado con un 7% del peso argentino entre esas mismas fechas", aporta Orlando Ferreres, director de OJF & Asociados. Y continúa: "Si a esto se le agrega una inflación en Brasil del 7% anual contra una del 31% anual en la Argentina, el escenario pone en una situación difícil a las exportaciones de nuestro país".

Así las cosas, se profundiza la pérdida de competitividad frente al país vecino: según un informe del estudio Broda, el tipo de cambio real bilateral alcanzó su nivel más bajo en 15 años.

"El Gobierno argentino ha perdido un pilar básico del modelo, que era el tipo de cambio real alto, el cual se ha abandonado con miras a forzar una caída de la inflación, manteniendo la causa básica, que sigue siendo el déficit fiscal de 5,7% del PIB previsto para este año 2015", opina Ferreres.

Por su parte, el economista Marcelo Elizondo, ex titular de la Fundación ExportAr sostiene: "El impacto de esta nueva coyuntura en Brasil es alto. La actual depreciación del real se produce mientras en la Argentina el peso se aprecia en términos reales, ya que la inflación de costos en pesos es superior a la devaluación nominal."

Brasildependientes

Si es cierto aquello de que cuando Brasil estornuda, la Argentina se resfría, los exportadores industriales locales deberían correr a comprar pañuelos descartables. El gigante sudamericano representa algo más del 20% del total de exportaciones argentinas y el ajuste cambiario puede generar un duro escollo para el acceso a ese mercado.

"Hay que tener en cuenta que Brasil no es solo el principal mercado, sino que nos compra lo mismo que el segundo, China; el tercero, Estados Unidos; y el cuarto, Chile, juntos", grafica Elizondo, desde la consultora DNI.

En la historia entre ambos países abundan los ejemplos que reflejan una brasildependecia, aunque no hay que irse demasiado atrás en el tiempo para encontrar un caso que sirva de muestra. La desaceleración de la economía brasileña en 2014 impactó con fuerza sobre la demanda de productos argentinos, en particular en el segmento automotriz que hoy explica el 51% de las colocaciones en ese mercado, sostienen desde abeceb.com.

En total, el año pasado concluyó con una caída acumulada del comercio entre Brasil y Argentina del 21%. Las cifras oficiales reflejan una contracción de las exportaciones del 14% y una caída de las importaciones de 27%.

Como resultado, el déficit comercial de la Argentina con el país vecino se redujo un 96% pasando de los u$s -3.152 millones en 2013 a los u$s -139 millones en 2014. "Esto no es una buena noticia, ya que el equilibrio comercial se ha alcanzado a costa de una contracción general de los flujos de comercio", aclaran desde la consultora que encabeza Sica.

Sector por sector

La pérdida de competitividad del resto de los productos industriales locales, sumado al incremento de los costos internos, también explica parte del derrumbe de las exportaciones al principal socio comercial de la Argentina. "El sector automotriz pasó de exportar u$s 9.020 millones en 2013 a u$s 7.154 millones en 2014, pero también cayeron las exportaciones de minerales, metales y de máquinas y aparatos, entre otros rubros", aporta Elizondo.

En tanto, el frente de tormenta que se acerca de Brasil podría suponer un nuevo dolor de cabeza para las castigadas economías regionales. "Se verán afectados los sectores frutícolas, vitivinícola y casi todo lo exportado por las pymes de las economías regionales, que ocupan mucha gente y se van a sentir ahogadas financiera y económicamente", sostiene Ferreres. Desde abeceb.com, además del automotriz, señalan al rubro químico, petroquímico y el del papel como los más perjudicados por la caída del real.

Alerta empresaria

Esta semana, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, apenas reconoció que el Gobierno "mira con atención" los efectos del ajuste que impulsa el principal socio comercial de la Argentina. En cambio, quienes sí se muestran abiertamente preocupados son los empresarios exportadores concentrados en la Unión Industrial Argentina (UIA), quienes por estos días reclaman al Gobierno medidas para mejorar la competitividad de sus productos. "Si bien la solución no está en devaluar, porque generaría más inflación, algo hay que hacer", dice Diego Coatz, economista del Centro de Estudios Económicos de la UIA.

"Se podría cambiar el esquema de retencionies y reintegros, dar financiamiento más agresivo, mejorar la competitividad y, obviamente, que el tipo de cambio vaya acompañando a la inflación", propone. Más allá de la aceleración de la devalución de la moneda brasileña en las últimas semanas, desde la central industrial miran al mediano plazo.

Y el pronóstico no luce alentador: "Nuestras proyecciones para 2015 son magras. Prevemos un amesetamiento de la producción entre el -0,5% y el 0,5%", agrega Coatz.

En cuanto a las alternativas con las que el kirchnerismo cuenta para amortiguar el impacto de la crisis brasileña, Ferreres es tajante. "La Argentina tiene nulo margen de maniobra, pues muy probablemente no desee acelerar la devaluación justo ahora que se están negociando los aumentos de salarios en las paritarias", dice. Y agrega: "El Gobierno quiere aumentar lo menos posible los salarios para no realimentar la espiral costos-precios en el último año de su gobierno".

Para Sica, en cambio, la omnipresencia del kirchnerismo en el comercio exterior puede moderar las consecuencias de la devaluación del real. "La devaluación siempre genera impacto porque mejora mucho la competitividad productiva del país que deprecia su moneda, pero esto hoy no provoca temor en el empresario argentino porque estamos en un comercio administrado por el Gobierno nacional. Esto implica que no va a haber un aumento significativo de productos brasileños ingresando a nuestro país", argumenta el ex secretario de Industria y Minería.

Pronóstico reservado

Entre la devaluación del real y las sombrías perspectivas de crecimiento, en 2015 la caída en el intercambio comercial se mantiene: en el primer bimestre, el comercio total entre ambos países acumula una contracción del 23%, con una caída similar entre importaciones y exportaciones. "Una parte importante de la caída de las exportaciones obedece a las menores colocaciones del sector automotriz.

Durante el mes de enero esto se explicó por la parada de planta conjunta de unas diez terminales argentinas", dicen desde abeceb.com. Y agregan: "Por su parte, el pobre desempeño exportador argentino con el país vecino, y también en términos globales, ha conducido a un endurecimiento en la liberación de las divisas para importar, lo que explica parte de la caída observada de las importaciones". Según datos provistos por la consultora de Ferreres, la exportación de bienes, que había sido de u$s 82.000 millones en 2013, llegó apenas a u$s 72.000 millones en 2014.

Para este año pasaría a sólo u$s 64.000 millones, un número muy exiguo, sobre todo teniendo en cuenta la falta de reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA). "Lo mas problable es que la devaluación del real, la inflación en la Argentina y el mantenimiento de la fría demanda en Brasil, afecten seriamente las exportaciones argentinas durante el 2015", concluye Elizondo.

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